Agosto me dio en su primer día, el peor de todo el año y aun así la más grande de mis decisiones:
Escojo no perdonar.
Tal cual, escojo no perdonar a quienes me han mentido, a quienes me han insultado, a quienes han hablado mal de mí, a quienes han inventado chismes, a quienes me han traicionado, humillado, golpeado.
Escojo no perdonar, porque ellos escogieron hacerme daño conscientemente y vilmente pidieron disculpas que más que eso han sido decálogos justificativos de su elección.
No es llenarme de odio, escojo no perdonar a todas esas personas, porque teniendo la opción de no hacerme daño, escogieron hacerlo.
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