La navidad que AIRE-E y la politiquería nos robó

 


Érase una vez una ciudad alegre, conocida por su carnaval, sus personajes internacionalmente famosos, por su comida sabrosa y variada; por ser un importante centro de abastecimiento de políticos con vidas de reyes.

En esa ciudad cualquier cosa era posible, impuestos que se roban impunemente los mismos de siempre y las nuevas caras que llegan a hacer lo mismo, movidos por la envidia de la “buena vida” de los atornillados, pero jamás por brindar un servicio en beneficio de la comunidad, bueno…en nombre y beneficio de la comunidad de amigos personales y familiares, para esos, si suelen hacer bastante.

La alegría de la que se caracteriza y de la que se ufana con gran orgullo, es la resignación del imbécil, que ante los atropellos se vuelve cómplice con el silencio que compran las estrellas del junior, sus nuevas contrataciones, los monumentos a cualquier cosa y por su supuesto las fiestas. Porque si hay quienes saben de fiestas, son los habitantes de esta ciudad.

fiesta con lo ajeno, fiesta con esa espantosa ideología “que el vivo, vive del bobo" creyendo que los comportamientos contrarios a la ley y la falta de ética son cosas de las que se sentirse orgulloso y que el bobo es el que respeta lo que se requiere para mantener una sana convivencia. Eso se traduce en mayor inseguridad, porque les metieron la idea de que si alguien tiene más, eso les da el derecho de arrebatárselo y llevarse consigo la vida de esa persona; se creyeron con derecho absoluto a los beneficios, sin hacer ningún tipo de esfuerzo y a lo que llega a la puerta de la casa y que el esfuerzo está en hacer la fila para cobrarlo; Se llenan de niñas y niños que no quieren, pero que mantienen con su llegada y presencia mas “ingresos” y así se perpetua la pobreza que en este sitio como en el mundo entero se recrudece para las mujeres.

Y hablando de mujeres, hasta hace poco y de forma oficial se referían a nosotras como un producto que podía ser mercantilizado y que era al lado de su fiesta insigne, cosas que podían resultar de interés a nacionales y extranjeros.

A estas personas, les roban con cada periodo político un poco de lo que les cuesta tanto conseguir, todo sube de precio, a todo le gravan impuesto y entre todo lo que le quitan, también se llevaron la navidad, no un grinch con el corazón pequeño, sino varios avaros con ganas de cuentas bancarias más grandes.

Solo es salir a las calles y rememorar las luces y la imaginación en las decoraciones navideñas; las casas en  estos últimos diciembre, lucen casi que igual al resto del año, porque hay un mal que acecha la navidad y que se la ha llevado y reservado solo para unos pocos y para espacios interiores.

No había que ir a los barrios de la gente adinerada, cada casa en los barrios populares era un derroche de luces que alegraba hasta al más amargado, contagiándolo si no era de espíritu navideño, por lo menos le proporcionaba la sensación de estar transitando una época diferente del año.

Las luces no son solo un elemento decorativo, son ilusión para niños y adultos, son un respiro al finalizar el año calendario en el que reevaluamos que de alguna manera nos mantuvimos en pie; época en la que se recuerda a los seres queridos que partieron de una manera diferente, porque si bien se extrañan siempre por igual, las luces daban un alivio, mantenían la esperanza de un reencuentro en un lugar donde todo duele menos.

Las empresas de electricidad, con sus incrementos y sus impuestos, se fueron llevando la magia que las luces y los decorados daban a los habitantes de esa ciudad, como si de un plan macabro para mantener a sus habitantes en la tristeza se tratara. Porque hasta la fiesta anual que es patrimonio de la humanidad está siendo reservada para el disfrute de quienes puedan costear altas entradas a los eventos y de cualquiera que venga de afuera, haciendo para los habitantes naturales que esos días sean unos de caos de movilidad y restricciones, pero no de disfrute.

A este sitio se lo tomó la oscuridad de seres con los mismos apellidos, como si de una novela se tratara; y de unos empresarios de la energía que no están pensando sino en ellos; los políticos nacionales hacen de las suyas, y devuelven con odio lo que esta tierra les representa, porque a los del interior del país, les enseñaron que costa y costeños son una especie de producto defectuoso, con personas que ellos ubican en categorías inferiores y que a propósito representan caricaturizados como lo peor de lo peor, porque ni aun con la campaña de desprestigio, ni los atropellos logran evitar que de estas tierras nazca tanto talento y se conserven ilusiones de una ciudad y un país mejor.

Nuestra naturaleza es susceptible a los eventos, a los estímulos, a los discursos, sin embargo o siendo consientes de esto nos han robado la luz y pagando esos recibos absurdos nos roban mensualmente a los usuarios.

Air-e y los políticos desde hace años nos fueron quitando de a poco, para que el efecto de la rana en el agua hervida nos adormeciera y nos hiciera olvidar la maravillosa experiencia de salir y ver las casas iluminadas y decoradas.

Era un plan salir en familia a ver el alumbrado de los barrios, un espacio familiar, una tradición decembrina, que entre los altos costos del servicio de energía y el aumento desenfrenado de la gasolina, nos quitaron.

En esta ciudad hay miles de males y de malos, que sostienen su reinado del terror en el silencio resignado de los buenos, que se sienten incapaces de combatir tanta maldad.

Nos han quitado tanto y seguirán en eso, alimentando odios y diferencias, destruyendo lo que aporte felicidad e incrementando las situaciones que generan desesperanza, para que sintamos que debemos agradecer cualquier limosna, como lo son que trabajen y que no se roben los impuestos

Nos robaron ya las luces de navidad y todo lo que estas representaban: familias enteras planeando la decoración y trabajando juntos para conseguirla. Familias que disfrutaban de observarlas y niños maravillados con la magia de la navidad.

Cada vez hay menos magia, cada año la oscuridad se toma los espacios que dejó pendiente el año anterior. Cada año vamos más jodidos y con menos ganas de luchar contra lo injusto.

Que en nuestras memorias quede que Air-e no lo hizo solo, que contó que con los políticos y su avaricia. Que en nosotros no se extinga el recuerdo de lo que era ver nuestra ciudad resplandeciente y de todas las sensaciones maravillosas que verla así nos aportaba.

Se nos robaron la magia de las luces de la navidad y con ella un poco de nuestra tradición.

Minimizar la conducta, no hace que esta desaparezca

 


 

Por: Johanna Carolina Bula


Hay situaciones que las familias por comodidad niegan, que minimizan intentando que esa especie de pacto de silencio haga que desaparezcan, algo así como que, si no se menciona, no existe.

Y ocurre todo lo contrario, porque de la intención al resultado sucede todo, menos lo que se espera, pareciera ser algo que la lógica indicaría, pero la lógica no es algo que se deba estar esperando y mucho menos bajo la cual se actúe.

Los hombres maltratadores suelen estar apoyados por sus familias, sean un par de miembros, uno que ejerce dominación o por todos, por eso rara vez estos van a sentir que lo son, pues todo su discurso y lo que hacen no es ajeno, ni extraño a las concepciones bajo las cuales se educó y las que creció observando.

Es más, puede que, en una total inversión de valores, los antivalores pasan a ser la norma del grupo familiar y de los que el maltratador se ampara para continuar ejerciendo todo tipo de violencia.

Las madres tienen un rol importante en la crianza de los hijos, pues en esa concepción terrible y tergiversada de la maternidad, se les pide socialmente a las mujeres madres que perdonen a sus hijos todas las cosas que hacen y de paso las oculten al resto. Sin embargo, esta máxima llevada al extremo es la que hace que se defienda lo indefendible y que se acolite a través de la minimización las conductas de maltrato, intimidación y violencia que sus hijos varones ejercen sobre las mujeres.

Estos hijos dorados de mamá, suelen tener características casi que de manual y suelen comportarse de maneras muy similares con las mujeres de su entorno, dentro de las características que podemos encontrar en estos hombres son:

1.    baja autoestima

2.    regular o nulo control de impulsos

3.    actitudes violentas

4.    malos tratos recurrentes

5.    no toman decisiones sin consultarlas con la mamá

6.    considerar putas a todas las mujeres

7.    negar que su conducta sea violenta

entre otras, que pueden estar o no presentes.

Su forma de comportarse también puede ser muy similar, pues su forma de referirse a las mujeres es con desprecio, no siendo extraño que las llamen “putas” , “perras” , “brutas” y las traten como si fueran inferiores. Una inferioridad que se inventan los maltratadores, porque son conscientes que estas mujeres son mucho más de lo que él podría aspirar.

Estos hombres desacreditan los logros de las mujeres con las que están, pues los atribuyen a la suerte o a que se acostaron con alguien, porque estos celopatas siempre van a imaginarse que su pareja se acuesta con alguien más; catalogan cada interacción social o profesional como un coqueteo, pues para ellos la mujer es una presa fácil de cualquiera y es una ingenua que “no ve las intenciones de los demás”. Intenciones que evidentemente están es en la cabeza del maltratador y de la que se excusa para seguir maltratando.

Suelen burlarse de las aspiraciones de las mujeres, porque en caso de seguir logrando cosas, ellos se van quedando atrás y no hay algo que deteste más un maltratador que una mujer capaz de lograr, lo que él no se atreve ni a empezar.

Los maltratadores suelen inventarse cargos, títulos y experiencias que no tienen con tal de ser vistos como exitosos y miembros importantes de la sociedad, se inscriben en actividades con connotación social alta en las que sus aportes pasan desapercibidos, o en las que aprovechan para hacer gala de su personalidad arribista, pero que cuando se es hombre, se toma como sinónimo de asertividad y ambición.

 

Y su círculo cercano puede notarlo e incluso tenerlo claro, pero la influencia y el papel que juegan ciertos padres, en especial las madres, que saben que su hijo es un maltratador, puede llegar a considerarse de complicidad, pues estas van a apropiarse de discursos violentos y revictimizadores, en los cuales las mujeres en la vida del hijo son las culpables de su comportamiento, sí, para estas madres, las mujeres son esas brujas, seductoras poderosas, capaces de hacer que su hijo haga cosas que no haría, y el cuento se va a repetir con cada una de estas mujeres, que al mismo tiempo tampoco llenan el sinfín de requisitos absurdos de lo que ellas quieren para sus hijos.

Porque al mismo tiempo que ninguna mujer es lo suficientemente buena, pretenden para el hijo maltratador, una que haga desaparecer en su hijo todo lo malo. O todo o nada, o la puta o la redentora son los arquetipos que los maltratadores y sus madres alcahuetas ven en las mujeres, y hago la aclaración, no todo maltratador tiene madre alcahueta, pero los que la tienen, suelen seguir un mismo patrón.

Los culpables para el maltratador y su madre cómplice son los demás, aquellos que denuncian y que alzan la voz en contra de sus comportamientos y acciones, los culpables son los amigos que rompen el pacto patriarcal y les hacen ver que no están actuando bien, son los que socialmente sancionan con la exclusión y los familiares que se atreven a decir lo que no está bien.

Una madre, un padre, una persona que busque culpables por fuera del maltratador, es una persona incapaz de reconocer que quien ejerce violencia lo hace motivado en su carácter y su poca formación emocional y sexo afectiva

No se le hace un favor ni un bien a un maltratador, ocultar y respaldar sus actos en excusas flojas, como que lo hizo motivado por algo, porque es seguir manteniendo el discurso que las mujeres son cosas y brujas manipuladoras.

Hay núcleos familiares enfermos, contaminados de machismo y misoginia, en los que se alaba al guache, al maltratador, al violento, en el que si pega es porque fue provocado, pero jamás porque este tenga cero control de impulsos y dominio sobre sí mismo, siempre, siempre, todo es culpa de alguien más, en especial de las mujeres que son víctimas.

Familias enteras que creen que las mujeres son cosas, son brujas, son putas, que perpetúan el odio y excusan el maltrato “porque algo tuvo que haber hecho”, porque odiar a las mujeres es parte de su cultura y proteger al maltratador un mecanismo de defensa social que, si se expone, pondría en evidencia un defectuoso sistema familiar y las apariencias pesan más que la intención real de corregir y denunciar.

Porque ante los actos de los maltratadores la sociedad, las familias, las instituciones esperan de las mujeres silencio y que en nombre del amor romántico aguanten lo que venga, con tal de no quedarse solas y retener a alguien

Porque aun nuestro amor está atado a lo que seamos capaces de soportar, porque en algún momento ese cretino va a cambiar o la vejez no le va a dar para seguir en las mismas.

Porque ese hombre maltratador es víctima de las mujeres que lo llevan a cometer actos que normalmente ellos no cometerían, porque se inventan cada excusa para no reconocer que en esa familia existe lo que tendrán que rechazar. Y uno no pide que rechacen al hijo, se pide rechazo a su conducta, se pide rechazo a su proceder, se pide que asuma su responsabilidad e irresponsabilidad

Los hombres maltratadores son hijos sanos del patriarcado, son hombres que no valoran a las mujeres, que las ven como cosas o seres humanos de segunda categoría, las familias que acolitan estas conductas y sobreprotegen al maltratador ideando excusas, incluso uniéndose al ataque de diversas formas de las mujeres víctimas, como por ejemplo hablar mal de la mujer para que esta sea mal vista ante los ojos de los demás; decir que ellas son las culpables de sus celos, porque algo hicieron; defender lo indefendible a capa y espada y seguir en la intimidad alentando estas conductas…porque al no encontrar reproche, sino apoyo, se perpetua y se vuelve costumbre. El maltrato hecho hecho costumbre, la violencia hecha ley.

Y así viven todas sus relaciones interpersonales con el sexo opuesto, con prejuicios, con dinámicas de demostraciones de poder a través de la humillación y el maltrato, con chismes sobre la calidad de persona de las mujeres, con el pensamiento inamovible que la única santa es la madre (y a veces ni eso) y todas las demás mujeres son putas.

Los maltratadores carecen de empatía, suelen ser maestros superficiales del engaño y con una inteligencia social y emocional muy limitada. Son seres peligrosos, porque al no poder ser más, buscan hacer menos a los demás, y sus víctimas favoritas son las mujeres.

Porque negar la violencia que un miembro de tu familia ejerce, no es mantener la unidad familiar, estos comportamientos se dan con las mujeres de su familia…es decir, esa unidad no existe, ya está fraccionada, es ser cómplice de violencia sobre otra persona.

Si bien, no siempre estamos en la posición de hacer entrar en razón a un maltratador, tampoco estamos obligados a hacer las veces de público silencioso, por temor a sus represalias y las de quienes lo protegen. Hay que alzar la voz, hay que seguir insistiendo en que lo que está mal, está mal y que los violentos no siempre están afuera, a veces están dentro de la misma casa.

No hay amor de madre que se cuestione, si no se aprueban las conductas violentas de los hijos; pero sí es cuestionable el silencio y el apoyo a través de inventar excusas a hijos que no están actuando de acuerdo al deber ser.

Tener madre, hermanas, tías no ha evitado que un hombre maltrate y tampoco evita que sea machista, así que dejemos de usar esa opinión para hacerle frente a las acusaciones de maltrato.

No hay porqué perpetuar esquemas de pensamiento retrógrados, ni hacerse los de la vista gorda con los maltratadores al interior de la familia, porque si hay algo que no merece nadie es ser víctima de ningún tipo de violencia, mucho menos por razón de ser mujer, en un mundo que odia a las mujeres y sistemas familiares que acolitan maltratadores.

Porque por más que ese maltratador se crea invencible, solo basta una denuncia para que todas las demás empiecen a llegar, porque en algún momento las excusas se acaban y culpar a las mujeres victimas no te hace muy diferente del maltratador.


Nos merecemos familias sanas, entornos seguros y menos gente dispuesta a alcahuetear maltratadores.


Épocas electorales

 


Estamos oficialmente en temporada de abrazos, de hermosas y amplias sonrisas, de visitas a barrios en los que hay posibles votantes, pero sobre los cuales no hay el más remoto interés

Estamos inundados de propaganda, de promesas… de falsedades y corruptos

Seguimos en el mismo juego de siempre, creyendo en las buenas intenciones de personas que ven en la política un negocio, uno muy lucrativo, por cierto. Vocación de servicio, cero

Seguimos cayendo y prometiendo el voto al político que en campaña nos contesta el teléfono y nos hace creer que nos dará una oportunidad laboral cuando obtenga el cargo al que aspira. Porque como sabemos poco se mueve en este país si no hay “palanca”. El esfuerzo y la experiencia son sobrepasados por a quienes conozcas y ese sitio donde te puedan poner

Esos mismos números telefónicos que hoy tan rápido entregan, los grupos de WhatsApp en los que feliz y activamente participan, serán los primeros en cambiar cuando las cosas salgan o no salgan. Porque si salen, no piensan cumplir lo que prometieron y si no salen, no pagaran lo que quedaron debiendo…sea plata o sean favores

Quedaran los de siempre, aunque cambien los nombres, se repetirán una y otra vez en un bucle infinito la ineptitud en ejecución y quedaran al descubierto sus incapacidades para hacer lo que les toca.

Cobraran un sueldo que no se merecen pero que justificaran con intervenciones torpes, ilógicas eso sí pronunciadas a viva voz, con ese cantadito que a los incautos tanto complace; otorgarán contratos a dedo, emplearan y beneficiaran a sus círculos cercanos y el resto comeremos la misma mierda, porque para repartir la pobreza, para eso, los políticos de este país, sí que son buenos

Nos dirán que son de una ideología o de la otra, se pondrán banderas que significan menos que nada, porque la ambición no conoce de ideologías y tampoco se interesa por educar, por alimentar, por cumplir

Los contratistas seguirán siendo los mismos inoperantes, cuyas obras son desechables, y que demoran el tiempo que necesiten para secar el pozo de recursos del cual están bebiendo

Veremos la misma corrupción, con las mismas justificaciones. Seremos víctimas de las mismas palabras vacías que tantas otras veces nos han dicho, creeremos ciegamente en pájaros que nadan, en ilusiones de un futuro mejor, uno de oportunidades y equidad.

Porque si de algo adolecemos es de ingenuidad, me dirán que su familiar si es honesto, que su candidato si va a cumplir, y seguramente lo hará, como lo han hecho siempre, de una manera selectiva y por conveniencia.

Seguirán saludando de vez en cuando, te dirán que están gestionando eso que le has pedido, cuando jamás han movido un dedo. Pero te mantendrán la ilusión porque saben que siempre hay elecciones más adelante nuevamente y que no es conveniente desechar a sus electores. No porque les importes como persona, les importa el voto que representas.

Se comprarán votos y se esclavizaran conciencias, se venderán votos y se compraran falsas lealtades, a unos les prometerán bolsas de cemento y mercados a otros puestos y contratos. Porque la necesidad tiene cara de perro y el interés personal prima sobre el general, porque al parecer todos tenemos precios.

Quizá nos merezcamos nuestra suerte, quizá nos merezcamos la forma de actuar para con nosotros de los políticos, porque lo que se roba o se otorga en beneficio nuestro es válido, más no así para el otro.

Porque nos acostumbramos a lo malo y a las malas personas, porque con indiferencia permitimos que la falta de ética impere, porque las malas personas parecen poder controlarlo todo y parecen poder en contra de todo pronóstico. Porque las maquinarias seguirán existiendo, mientras le comamos cuento al circo de desubicados que destruyen con su poca preparación y pocas ganas lo que nos queda de país.

Estamos en época electoral y el show que se despliega de humanidad no es más que una estrategia escueta que sigue dando los resultados que los políticos esperan. Porque saben que estaremos callados ante sus robos, siempre y cuando medio hagan algo, así de conformistas nos hemos vuelto, preferimos las migajas y de paso damos gracias por ellas.

A ejercer el derecho a elegir (aunque las buenas elecciones sean pocas o nulas), pero a ejercer el derecho a exigir, porque lo merecemos. Porque la política debe cubrirse de dignidad y trabajo honrado y dejar de ser el negocio de unos cuantos que perjudica a muchos.  

 Mientras tanto sea consiente que ese trabajo de campaña gratuita que usted hace, es esfuerzo perdido, ya la torta está repartida, no se desgaste las cuerdas vocales en gritar “mi candidato” porque ni es suyo, ni usted le importa.


 

LOS HIJOS NO SE HACEN SOLOS, TAMPOCO TENDRÍAN PORQUE SER MANTENIDOS POR UNO SOLO DE SUS PROGENITORES.

 


Por: Johanna Carolina Bula 

De manera muy instintiva los hombres que se niegan al pago de la manutención de los hijos, saben perfectamente que con esto están coartando la libertad de la mujer, pues de su pecunio tiene que solventar todos los gastos del menor o los menores, afectando su vida digna y su libertad.

No pagar la pensión alimenticia es un castigo que da el hombre deudor a la madre que ostenta la custodia, y en muchos casos es una herramienta de control hacia la mujer, pues estos imponen requisitos absurdos para cumplir con la obligación que tienen con los menores, como el que la mujer deba atender a este hombre en su casa y recibirlo; o a través del chantaje imponerle que no tenga relaciones sentimentales ni sexuales con otros hombres. No es raro que esperen que la vida de las mujeres de las que se separan se detengan en una especie de letargo nostálgico, de añoranza y dedicación exclusiva a sus hijos.

Porque en ese mundo de pendejadas machistas, estos dicen cuidar una cantidad de plata que no están dando. Los escuchas decir que estas mujeres, se gastan la plata en uñas, en pelo, en mantener al nuevo marido; como si alimentar, vestir, educar y dar un techo no representaran un alto costo. Esos son los que, con cuotas irrisorias, juran que sus hijos jamás deben necesitar nada fuera de ahí y que absolutamente todo está cubierto y que además ni siquiera lo ven como lo que es, que es un aporte para el sostenimiento del o los hijos que se tuvieron, sino que se convencieron que es una plata que le regalan a la mujer con la que los tuvieron.

Son los que llegan a los consultorios jurídicos mal vestidos a decir que es porque la horrorosa de su ex mujer le quita todo lo que gana, como si la cuota fuera establecida en una ruleta y le fuera impuesta por alguna especie de suerte; cuando se tienen en cuenta los ingresos de ambos para repartir la cuota: porque quien tiene la custodia, termina asumiendo muchos más gastos y atravesando más penurias al momento de hacer rendir el dinero. Pero nuestra sociedad nos ha hecho creer que es obligación de las mujeres mal vivir y estirar cada peso, nos ha dicho que debemos renunciar a todo para suplir lo que el padre deudor deja de cumplir, y sin embargo somos la burla de esa sociedad que nos cataloga de pendejas por no haber sabido escoger al papá de los hijos. Pero que a este sujeto, deudor e irresponsable lo deja libre de responsabilidad y culpa

Frases como “todo es por plata” o “es una mantenida” son las que en el ejercicio profesional se suelen escuchar de manera repetida, porque la inmadurez de estos sujetos les da para decir a viva voz que ya ellos tienen otra familia, como si tener más hijos o pareja nueva, anulara a los hijos previos, sus necesidades y sus derechos.

Estos mismos sujetos son los que ejercen violencia en otros aspectos, porque rara vez la violencia económica viene sola, está forma parte del ejercicio de diversos tipos de violencia en contra de la madre que tiene la custodia y de los menores, a quienes se les violenta su derecho de una vida digna, ante la negativa de cumplir con un derecho fundamental económico.

 

Los malos tipos lo serán siempre, y la separación no hará que la violencia termine o disminuya, al contrario, esta va a trasladarse a las obligaciones económicas y en los controladores se ampliará a los hijos, a los que usaran para satisfacer su necesidad de control sobre la madre y dentro de las manifestaciones que podemos encontrar está:

1.    el llevar o recoger a los hijos en horarios distintos a los acordados

2.    entrar a la casa en la que viven los hijos con la floja excusa de que pueden hacerlo (y no se dejen engañar mujeres, sus ex parejas o padres de sus hijos no tienen ningún derecho a perturbar su tranquilidad con el ingreso al hogar que ahora es suyo y de sus hijos)

3.    Preguntarles a los menores y exigir saber sobre lo que hace la madre, si recibe visitas, con quién habla, etc

 

Las mujeres, pueden negarse a recibirlos en la sala, a que entren a dar órdenes sobre lo que en su casa acontece y no tienen potestad alguna sobre las decisiones que se tomen al interior de esas cuatro paredes (siempre y cuando no afecten a los niños). Esto no afecta los derechos de los menores proteger la propia intimidad y la paz mental, aunque la opinión de la mayoría sea decirles “que el que nada debe, nada teme” con los controladores cualquier acto normal es una deuda pendiente.

Los hombres controladores llamarán puta a la madre de sus hijos que salga de fiesta, tenga una cita o empiece una nueva relación de pareja y recriminaran y amenazaran con quitarle a los hijos, solo por el placer de desestabilizar la vida de la mujer que decidió no seguir más con ellos, ¡no se confundan no es amor, es celotipia, es inmadurez, es control!

Llamaran incesantemente para controlar el tiempo y las actividades de la mujer y sus hijos y se pondrá el antifaz de padre preocupado y protector. Esta debería ser una alarma para las autoridades, todo hombre que luzca encantador y calmado en demasía ante una madre estresada, es un síntoma que indica las presiones a las que la somete. Nadie que se sabe inocente, se esfuerza tanto por no parecer culpable, como aquellos hombres acostumbrados a ejercer violencia de género.

 ¡Tener hijos implica hacer aportes económicos! 

LAS CASAS MÁGICAS EXISTEN




Por: Johanna Carolina Bula

Las casas mágicas, esas que Disney se encargó de mostrarnos en nuestra niñez existen, no son cuento…son una realidad bastante peculiar, existen en el concepto, existen para algunas personas, más específicamente para algunos miembros de esas casas.

En las casas mágicas, la ropa está lavada y doblada; la comida está hecha con lo que haya a disposición y gourmet o no, sirve su propósito de alimentar. 

En las casas mágicas el polvo y la suciedad se mantienen alejados, porque la escoba y el trapero cumplen su función de dejar impecable cada espacio, procurando el bienestar de quienes habitan la morada. Las camas con sabanas limpias y tendidas son parte de la cotidianidad y las actividades de entretenimiento son echadas de menos, solo cuando no están planificadas.

En las casas mágicas, todo se encuentra en relativo orden y las cosas tienen su lugar, de acuerdo a su utilidad y propósito; hay servicio de costura, de enfermería, de psicología, de planeación de eventos, servicio de consultoría de imagen, de resolución de conflictos, entre un largo etcétera.

En las casas mágicas, el cansancio de la mayoría y la flojera es excusa suficiente para no hacer las cosas que corresponden, pues de todas formas hay alguien que lo termina haciendo, ya que a la magia de la casa no se le permite usar la misma excusa.

La magia de esas casas, son las miles de mujeres que se dedican a trabajar sin descanso en las labores no remuneradas de limpieza y cuidado; se sostienen en los brazos cansados y atiborrados de mujeres que educadas en la obligación de la atención de todos menos de ellas; esas casas mágicas, son el lugar donde se pierden los sueños y se reducen las posibilidades de crecimiento laboral de las mujeres que se echan encima todas las tareas domésticas, mientras el resto de los miembros nada o poco hace.

Y que sea una situación a nivel mundial, indistinta de credo, de raza, de clima, de ubicación geográfica, nos habla fuerte y claro de cómo es un sistema estructural, que busca mantener a las mujeres a raya, haciendo lo mínimo por ellas y sus ambiciones; que las formó en una mentalidad esclava del servicio y el sacrificio como forma de amor; porque una mujer ocupada con la escoba poco tiempo y energía tiene para hacer de ella su mejor versión.

Las casas mágicas carecen de encanto para quienes cargan con el peso de hacerlo todo hasta el punto de quedarse sin ellas mismas. Las casas mágicas son todo menos magia, para las mujeres que ni siquiera pueden permitirse descansar un malestar o que deben hacerse cargo de todo y todos atravesando una enfermedad.

Por un mundo con menos casas mágicas y más personas funcionales que contribuyan en todas las labores que implica la vida, entre ellas, las asociadas a la ejecución de labores domésticas y de cuidado. Porque tener útero no viene con la habilidad de limpiar y carecer de él no imposibilita saber hacerlo.

Las casas mágicas existen para seguir contribuyendo al terrorífico imaginario de que la medida del amor de las mujeres es de cuanto sacrificio son capaces.


LA ETERNA CULPA DE LAS MUJERES

 




“El sentimiento de culpa nos impide ver las cosas con claridad”.

Doris May Lessing

 

 

El caso tan sonado y polémico de Nicolás Petro pone sobre el tapete nuevamente una cuestión que parece que se rehúsa a salir del imaginario de la sociedad, y no es precisamente la corrupción, esa práctica que los políticos de este país aman más que a su ego e incluso a su afán de protagonismo. Y es que de solo leer los titulares de las noticias relacionadas a su caso, los memes y escuchar las opiniones que al respecto se dan sobre el caso, casi que sin excepción, ponen las actuaciones del señor Nicolás en un segundo plano, uno lejano, pero que de frente catalogan como “la mala del paseo” a su ex esposa.

Porque de acuerdo a la tradición machista las mujeres siempre somos las culpables, el nombre de su pareja ha llevado todas las burlas, su imagen se convirtió en el de la bruja dolida que tiene como finalidad y propósito arruinarle la vida a un pobre hombre. Esa es la eterna culpa de las mujeres, arruinarlo todo por la debilidad que nos supone el amor y los sentimientos de venganza que se generan luego de una ruptura. Y a la gente le parece fenomenal, perder de vista que lo que ella denuncia son conductas reprochables que tienen consecuencias graves para el país… pero esto parece no importar.

Ella es la mala, ella es la que no sabe perder… así ha sido, así será mientras los estereotipos de bruja ganen likes, rating y sea el comodín favorito de los hombres corruptos, mediocres y miserables.

Ella es quien puso en conocimiento de todo un país, las conductas de su expareja y por donde se le enfoque en la narrativa ella no deja de personificar a la villana y no olvidemos que también la culpable de las infidelidades de su esposo.

Porque tampoco se le reprocha al señor Nicolás haber sido infiel, haber faltado a ese compromiso que había establecido. ¡Nombre no! La pendeja es ella por haber tenido una amiga, por haberle presentado el marido a una amiga. Es que las mujeres siempre llevamos las de perder:

El tipo es infiel= la culpa es de ella (se descuidó, le presentó una amiga y un largo etcétera) jamás es de él. Se presenta al hombre como la victima doble, por un lado, el pobre infeliz atrapado en una relación que no quiere y por otro lado víctima de una mujer fatal, capaz de seducirlo y por ende acabar un matrimonio.

Estos seres que se precian de ser superiores en todo y no son capaces siquiera de asumir la responsabilidad y consecuencias de sus actos.

El tipo presuntamente comete delitos: pobrecito es que se dejó llevar, los demás son los malos, la ex esposa, la perversa que lo delató.

Su conducta es minimizada y vuelve la fichita del pobre incauto, de la pobre víctima de los celos de su ex mujer. No es su avaricia, ni lo son sus actos y aunque nadie es culpable hasta que una autoridad judicial lo determine y la presunción de inocencia se le debe respetar; nadie ha tenido reparos en atacar y catalogar a su ex mujer como la mala y antes de que me salgan (porque me los conozco) con algo como: es que si no le hubiera puesto los cachos, no dice nada, está ardida. Pues ardida o no, las conductas que se investigan son las del tipo, no las de ella. 

Pobre las mujeres y la carga del lastre eterno de la culpa, esa misma que sirve a la sociedad para decirle a las mujeres que si son maltratadas es porque les gusta, para decir que los hombres solo maltratan a la que se deja. Porque es tan fácil mantener en el papel de culpable a las mujeres, aun cuando sean ellas las víctimas de delitos. Sin decir casi que nunca, que si un tipo maltrata es porque es un maltratador; que si mata es porque es un homicida, un feminicida.

Esa misma culpa, se usa para examinar con lupa los comportamientos de las mujeres y concluir que estos la llevaron a ser violada, que si por lo que tenía puesto, que si por lo que estaba haciendo. Pero que no dice que si un hombre viola, es un violador; que, si acosa, es porque es un acosador.

Que si una mujer supera una violación y no sufre de ataques de llanto y ansiedad cada dos minutos, que si su vida no se convierte en un encierro… igualmente ella es la culpable, porque quizá si quería. Porque ni transitar una situación traumática de manera personal se puede, sino que también debemos estandarizarnos a lo que se espera, ya que, en caso de no hacerlo, igual también se nos echa la culpa.

Porque también somos las culpables de que los papás de nuestros hijos sean irresponsables, de que no asuman económica, afectiva ni emocionalmente su parte; somos por excelencia las culpables de que los hijos con el tiempo no quieran saber de ellos, porque además si no somos una máquina de justificación de la conducta de los hombres, también somos las culpables. Jamás es de ellos por no asumir su responsabilidad y librarse olímpicamente y con la venia de la sociedad de lo que les corresponde, ellos caminan libres de culpa, nosotras con la cabeza abajo llenas de culpas propias y ajenas, porque claro, "nosotras no supimos escoger".

Con esa culpa, también le dicen que es una exagerada cada vez que pide respeto cuando camina por la calle, cuando aborta o cuando pare; cuando trabaja o decide ser ama de casa; cuando tiene sexo o cuando no lo tiene.

Porque si un hombre fracasa, es culpa de la mujer que tiene al lado, o de la que lo crío, pero si tiene éxito es por cuenta suya y no más que propia.

No importa cuál sea la situación o el contexto, el éxito sobre el cual se mantiene el machismo es en la culpa que le impusieron a la mujer desde antes de nacer y sobre la cual se debe mantener al largo de su vida y muerte.

Una persona que siente culpa por cada decisión, por cada cosa y hasta por los demás, es alguien que va a pasar por mil filtros cada paso, que vive con miedo, que vive menos y experimenta menos felicidad, una mujer cargada y embebida en la culpa, siempre será más fácil de manipular y de doblegar. Una mujer con culpa calla los abusos cometidos en su contra, una mujer con culpa es todo lo que el machismo quiere.

Una mujer que decide denunciar, hablar o poner en conocimiento de los demás, lo que hace un hombre, es una mujer que debe dejar de ser vista como la villana, debemos mirar de frente al verdadero culpable, debemos dejar como sociedad de denominar a las mujeres como el sexo débil, en su amor, en su despecho, en sus decisiones, en su contribución, en su sufrimiento, en sus éxitos, en sus denuncias.

No avanzaremos como sociedad, como mundo si el foco lo seguimos poniendo de manera equivocada, si seguimos perpetuando excusas para los comportamientos reprochables, si seguimos con el cuento de que pase lo que pase, hagan lo que hagan, los hombres son las victimas de perversas mujeres.

 

 

Me voy a dedicar a leer el tarot

 


A la mierda todo, la razón, los libros, el esfuerzo, a la mierda todo de verdad

Representa más la charlatanería que la preparación académica, ¿o es la rosca y las conexiones? da igual, me voy a dedicar a leer el tarot

Hasta la coronilla y con la paciencia partida de intentar encontrar espacios que reconozcan el aporte que uno puede hacer, me rehúso a creer que soy en extremo inútil.

Me voy a dedicar a leer el tarot, porque es más fácil vender mentiras y decir lo que el otro quiere escuchar, por eso sí están dispuestos a pagar

Porque pagar por una asesoría seria, por parte de alguien que no deja de prepararse para brindar lo mejor que tiene para dar, resulta al parecer, un absurdo, una cosa que no merece remuneración.

Voy a leer las cartas y prometer éxito, amor eterno, prosperidad ilimitada y todo eso lo veré en dibujitos, inventaré mil historias y por ello pagarán porque las mentiras venden y las falsas esperanzas siempre tienen seguidores.

Resolveré problemas con frases de cajón, esas que tanto gustan, porque refuerzan por lo general, pendejadas que damos por ciertas.

Prenderé velas de olores y de colores, para supuestamente aliviar problemas que requieren terapia psicológica seria, pero qué carajo, a los psicólogos tampoco les quieren pagar, no sé si estamos igual de jodidos psicólogos y abogados o hay alguno de estos gremios más jodido que el otro, porque en ambas profesiones se dan soluciones reales y nos une la tragedia que eso no es lo que la gente quiere; como no nos catalogamos como “emprendedores” ni tenemos “un producto” que mostrar en videos divertidos, la gran mayoría cree que lo que sabemos lo sabe cualquiera. Ignorando los años de estudio, la inversión de tiempo y dinero.

Haré tik toks y reels en turbante y bata de colores, daré coordenadas, aunque no sepa ni donde estoy parada; diré que tus traumas son producto de tu signo ascendente y por eso sí me pagarán. Porque los sinsentidos místicos fascinan a los incautos. Porque la tendencia supersticiosa es una enfermedad de la que adolece el mundo.

Me voy a dedicar a leer el tarot, a hacer predicciones de números de lotería, inventaré amantes y las describiré con lujo de precisión y detalles, porque es más fácil culpar a un tercero inexistente que asumir la cuota de responsabilidad que uno tiene.

Dejaré librada a la irresponsabilidad de los cambios de la luna, los negocios que salgan mal; recetaré baños de hierbas, frutas y verduras en contra de la envidia, para encontrar trabajo. Inventaré que tus fracasos son por causa de la brujería y seguro así, mi cuenta bancaria dejará de dar tristeza.

Pondré mi imaginación al servicio de lo que vende y dejaré mi intelecto y razón en el mismo lugar donde provoca sepultar mis diplomas.

Dejaré mis libros de decoración y quizá de recordatorio de que un día me comí el cuento flojo de que el esfuerzo trae recompensas.

Me dedicaré a leer el tarot y por eso estoy segura que sí me pagarán, sin cuestionar si los vale o no, sin comparar lo que dije con lo que el vecino les dijo, sin el dolor de cabeza de que me cuestionen si de verdad sé de lo que estoy hablando.

Venderé mentiras, porque los servicios profesionales al parecer no valen.

EL TRABAJO MÍO VALE, PERO… ¿Y EL DEL OTRO?

 


Bastante bien que aprendieron la frase de MI TRABAJO VALE, nada mejor que reconocer todo el esfuerzo detrás de los estudios, los años de experiencia y todo eso que te hace bueno en tu área.

Me parece fabuloso y motivo de celebración que no te vendas por menos, ni regales lo que con tanta dedicación a ti te ha costado.

Pero y qué pasa con el trabajo del resto? Ese sí que se puede menospreciar y por “pordebajear”. Porque seguro que a ese otro no le costó tanto, ni sabe tanto, al fin y al cabo. A ese otro como que le regalaron los estudios, las trasnochadas, el esfuerzo, a ese otro seguramente no le costó lo que a ti.

Así vamos por la vida, pregonando la superioridad propia y depreciando lo ajeno, sin tener en cuenta que todo es una cadena y que todos somos los demás de los demás.

Este mundo no está más jodido, porque no se lo han puesto como meta. Pero lejos de eso no estamos si seguimos creyéndonos el ombligo del mundo… imagínense todos creyéndose la misma vaina, de tanto hueco nos vamos a desaparecer en nosotros mismos.

El egoísmo nos hace ruines, el desprecio por el otro no nos eleva a categoría de nada.

Ignorar el esfuerzo, la dedicación, lo que a cada quien le costó, no incrementa tu valor, nos convierte en seres humanos cada vez más pequeños en un mundo que necesita reconocer a sus habitantes como seres humanos con derechos y que estos derechos no sean constantemente aplastados por el absurdo, por el fanatismo, por la estupidez que a la brava vuelven ley.

Mi trabajo vale ¡yes, claro que yes! EL DEL OTRO TAMBIÉN, vale su producto, vale su servicio, vale lo que hace, lo que sabe…el hecho de saber qué hacer y qué no hacer.

Pedimos un mundo en paz, mientras que pisoteamos la dignidad de quien se nos atraviesa, dependiendo del genio en el que nos levantemos; nos reímos del esfuerzo que no hicimos, porque no vimos todo lo que implicó.

Mi trabajo vale, el del otro también porque cada logro (a menos que sea por la providencia divina de la rosca) implica renuncias, dedicación, sueños, esperanzas.

Amargos los momentos que se experimentan cuando un proyecto fracasa, uno al que se le puso empeño, en el que se invirtió tiempo, conocimiento, estudio, horas… y todo lo que cada quien sabe que aportó y que solo le duele al que lo ve hacerse trizas porque el mundo está lleno de egocéntricos laborales que solo ven valor en su trabajo y hasta ahí les llega la bondad, a lo propio.

Se nos van interminables intentos de mostrar y demostrar que lo nuestro tiene valor, se nos devalúan las ilusiones cada vez que los demás lo desprecian.

Hoy hago una invitación tan sencilla que solo traería beneficios y es que le agregues EL DEL OTRO TAMBIÉN a la frase que pregonas con orgullo y todos podamos decir ¡MI TRABAJO VALE Y EL DEL OTRO TAMBIÉN! Mantener el valor de lo propio y dándole el justo valor al de los demás.

PIENSA EN TUS HIJOS

 


Piensa en tus hijos es la frase que te dicen cuando las demás herramientas de control no han servido.

Porque las mujeres tenemos un lugar que ocupar, uno pequeño, uno que con cada cosa se reduce porque el lugar que nos corresponde suele ser el de guardar silencio, el de guardar las formas, la compostura y el decoro, un lugar desde donde se debe mantener la imagen del marido como la gran persona, aun a expensas de decir mentiras, porque no vaya a revelarse el secreto (que nada tiene de secreto) que no lo es.

A las mujeres se nos educa en ideas absurdas ante la mirada de la lógica, se nos mete en la cabeza que nuestra grandeza radica en el sacrificio constante, uno que generalmente termina por anularnos.

Se nos dice que “sobrellevar” al marido y a los demás es hacer un voto de silencio, de negación de nuestros deseos y necesidades, porque el bienestar del marido y la familia, se encuentran por encima de nosotras, somos algo así como el carbón que se funde para hacer funcionar la locomotora…efectivamente así terminamos, desapareciendo por poner a todo el mundo por encima y por delante, porque para los demás ni lo nuestro, ni nosotras somos demasiado importante.

El mundo se ha convencido que los hombres saben y pueden más, sin embargo, “es nuestra labor” enseñarlos a ser papás, adultos funcionales, coparticipes de la vida en pareja.

Hasta el cansancio hemos oído que las mujeres somos tontas por ser más emocionales, afirmación absolutamente falsa y para lo único que ha servido es para justificar que seamos ignoradas en nuestras peticiones. Nos han tratado de celosas histéricas, en cuanto pedimos respeto. Se nos dice controladoras, cuando pedimos una repartición equitativa en las labores domésticas y de cuidado.

Al mismo tiempo que se nos exige trabajar, aportar económicamente, se nos sigue exigiendo mantener en pie la casa y bien criados a los hijos. En vez de ir ganando espacio, nos han hecho más pesado los grilletes. Porque la sociedad sigue teniendo como verdad que: los hijos bien criados son obra de los padres, los hijos mal criados son culpa de la madre.

Y cuando te cansas de tanta presión, cuando resistes a desaparecer, cuando estás dando la pelea y la vas ganando, te dicen “piensa en tus hijos”, luego de las frases “lo hago por tu bien” y “qué van a decir los demás” es una de las frases que más sueños e iniciativas ha matado.

Porque verte ser humana, desear, soñar, alcanzar, tener emociones y expresarlas abiertamente, incomoda a la gran mayoría que anhela verte sumisa y casi convertida en fantasma.

Que donde pases no te hagas notar, ni hagas ruido, porque ojo se te va el marido, porque si eres feliz y ríes a carcajadas y haces lo que se te da la gana… te vas a tirar a tus hijos.

Ese cuento ya debería de estar eliminado con tanto adulto que recrimina a su madre no haber sido más, no haber logrado más. De tantas mujeres que en su edad madura se recriminan no haber hecho más por ellas, haber amado, reído, viajado, estudiado, haberse dedicado a eso que las apasionaba. De ver tantas mujeres que con cada año que pasa en su vida, se van olvidando de quien es la mujer que ven en el espejo, ya no la conocen, solo observan el reflejo de una persona cansada, con ojeras, canas y sin ganas. Con más pesares encima que metas conquistadas.

Esa renuncia a los sueños, a la personalidad, a la esencia de cada mujer, eso solo le sirve a los maridos y a una sociedad absurdamente servil a los caprichos masculinos, a la necesidad malévola de mantenerles el frágil ego.

Nadie agradece los sacrificios, pero vaya que uno si se los recrimina, y así vamos por la vida, peleando por no desaparecer… desapareciendo con cada pelea.

Pensar en uno, no es dejar de amar a los hijos; pensar en los hijos no tiene que ser ir en contra de una misma. Porque amarnos y tenernos como prioridad no signifique invocar un Armagedón.

El principito

Por: Johanna Carolina Bula  Érase una vez en un país muy muy muy lejano, tan lejano que diera la impresión de ser todos los lugares al mismo...