LA CAJA DE POLLITOS

 



La maternidad requiere de una cantidad inimaginable de recursos, y no me limito a los económicos, me refiero a unos en particular que no venden en ninguna parte y que debieran estar en orden antes de traer una criatura a este mundo.

Hay un recurso que todas las mujeres deberíamos tener y es que cada mujer que se encuentre maternando, debería en lo posible tener su propia CAJA DE POLLITOS, y si su cabeza se fue a una caja (literal) con pollitos de colores, lo primero que debo agregar, es que, como yo, ya está entrado en años y segundo que definitivamente no me refiero a eso, aquí no se apoya el maltrato animal.

Una CAJA DE POLLITOS, puede como es en mi caso, ser un grupo de whatsapp con dos amigas, que al igual que yo, son mamás. Nos une el cariño y los años de amistad, aunque no sería absurdo ni exagerado añadir, que también estamos ya, resignadas a soportarnos de por vida. Pero más allá de eso, nos une la necesidad de poder desahogarnos de las cargas de la maternidad sin ser juzgadas por otras mamás que venden una perfección que no se la terminan de creer ni ellas. Todo, entendiendo que desahogarse no significa amar menos a los hijos, ese es el encanto de la CAJA DE POLLITOS, que no hay que explicar eso, ¡ya se sabe!. Y de la vida en general, porque no hay nadie que lo tenga todo resuelto.

Es poder reconocernos humanas, no robots, ni mujeres esclavas de maternidades “perfectas”, en esa CAJA DE POLLITOS, reírse de las ojeras propias y ajenas es terapéutico. Presumir el mondongo, comentar sobre nuestras estrías y hasta bromear acerca de la flacidez de las tetas, va renglón seguido de algún tip que de manera respetuosa podamos darnos para sobrellevar alguna situación, teniendo más que claro que, así como libremente se da, se tiene la misma libertad para no pararle bolas, porque la maternidad exitosa, es aquella en la que haces aquello que a ti te funciona.

Créanme que tener una CAJA DE POLLITOS, una conformada por personas con las que te sientas a gusto, puede ser el contacto exterior con adultos que pasando por la misma situación, pueden brindarse apoyo, sin el peso de la crítica, los señalamientos y sin añadir culpa materna a aquello que hemos optado por hacer a diferente, hacer igual o hacer a nuestra manera.

Mi CAJA DE POLLITOS, se ha convertido en compañía, en estos momentos de lejanía física, cortesía de la pandemia; en una forma de despejar la mente, en momentos donde gritar para adentro no es suficiente; es tener un recordatorio de que la maternidad es una faceta dentro de las muchas que asumimos.

Contiene altas dosis de humor, de consejos, de buenos deseos y por sobretodo de muchas, muchas quejas, de ahí obtiene su nombre. Es liberador, es refrescante, es constatar que no se está pasando en exclusiva por algunas o muchas situaciones. Es un polo a tierra nada ortodoxo y muy particular. Es apoyo, asesoría, camaradería y sororidad.

Gracias a MI CAJA DE POLLITOS, con la más grandilocuente de todas las explicaciones ¡porque ajá!

Me encanta que me “expliquen” cómo ser mamá

 

Me encanta que me “expliquen” cómo ser mamá, al parecer, eso que he estado haciendo desde hace 12 años no cuenta o mi hija es una fantasía de mi cabeza...

A pesar de YA tener una hija, hay personas que intentan explicarme cómo es ser mamá, lo que pasa en las etapas del embarazo y lo que viene después del parto, ya resignada sonrío con pocas ganas y finjo atenta escucha, aunque la verdad me producen fastidio tantos consejos y opiniones no solicitadas. 

Estoy mamada de “opiniones expertas” de personas que usando un tono de superioridad moral, intentan aleccionarme sobre la maternidad, la vida en pareja después de los hijos y la vida misma con hijos. En especial porque cada persona es distinta y las cosas que a ti te parecen maravillosas, a otros nos pueden resultar pendejas o absurdas y viceversa.

No me interesa ser la mamá perfecta, ese desperdicio de energía empleado en satisfacer los estándares ajenos, me causa repulsión y por qué no admitirlo, mucha pereza.

Tampoco voy por la vida ofreciendo consejos de maternidad no solicitados, uno porque no me corresponde y dos es una falta de respeto en contra de la autonomía con la que cada cual decide criar a sus hijos. Siendo esto limitado a pautas de crianza que no atenten contra los derechos del menor.

Pocas personas dan consejos con amor o los dan con buenas intenciones, intentan ubicarte dentro de un molde, señalarte hasta donde en su forma de ver y hacer las cosas tú puedes hacerlas, para que esas mismas personas puedan aprobar tú desempeño, medido con la escala que se han inventado.

Definitivamente la maternidad es esa área de la vida, en la que siempre estas debiéndole algo a alguien, porque por donde se quiera mirar, uno entra con la evaluación perdida.

Opinan desde el nombre que le quieres poner a ese bebé, sobre la fecha en la que debería nacer, sobre la forma en la que vas a parir… y no has parido y ya te están jodiendo la vida con un listado de sugerencias de colegios que no has pedido.

Los hijos no son del pueblo, son de uno, no son de los abuelos, ni de los tíos, ni de más nadie.  Nadie carga con las consecuencias de los nefastos consejos no solicitados.

 

LA MATERNIDAD SERÁ DESEADA O NO SERÁ



Por: Johanna Carolina Bula 


Y no es precisamente una defensa del derecho humano a la interrupción voluntaria del embarazo.

En esta oportunidad, realmente voy a hablar desde mi experiencia con respecto a la maternidad  intentando ser lo más franca posible, porque sé que entre las personas que me leen está mi hija. Habrá a quienes le cause sorpresa, pero todo lo que de mí se ve en mis letras, lo enseño en mi casa, porque no se puede andar con un doble discurso (que no es limitante para cambiar de opinión sobre determinadas cosas si así se quisiera), porque ser coherente no es ser obtuso.

A mis 33 años y viviendo el segundo trimestre de un embarazo, puedo comparar la maternidad desde dos etapas de la vida y circunstancias muy diferentes entre sí, pareciera irrelevante pero no lo es.

A mis 20 años tuve a mi primera hija, una etapa de la vida, en la que crees saberlo todo, que se siente con las vísceras y no se racionaliza demasiado sobre lo impredecible del futuro, luego a los 30 descubres que nunca has sabido mucho, que básicamente viviste en modo prueba y error, que tuviste algunos aciertos, que fueron dándole forma a tus criterios, o por lo menos puso algunas bases.

Estar en capacidad reproductiva o tener hijos, no te da otra cosa que eso, sin ponerle más adornos. Se nos ha metido en la cabeza que las mujeres nacemos para ser madres y tenemos una especie de programación que se activa automáticamente al momento de quedar embarazadas, en la cual anularnos es parte fundamental de esta. A los 20 entendí la maternidad como sacrificio, como renuncia, porque hasta el cansancio escuché las mil quinientas cosas a las que ya no tenía derecho, emociones que no podía sentir, experiencias que no podía vivir, ropa que no podía ponerme. A partir de la llegada de un nuevo ser, se pretende que la vida de una mujer se desdibuje hasta no ser sino una sombra, hasta reducirse a ser mamá y una que a la que no se le puede permitir ser feliz más allá de sus hijos.

Ya no tenía derecho a divertirme, a ser feliz, a aspirar más allá de lo que me imponían, tenía que mantenerme en un estado de perpetua infelicidad y vigilancia, siendo criticada y cargada con todas las responsabilidades de cuidado, me culparon por las enfermedades de mi hija, me señalaron por querer más que la maternidad, se inmiscuyeron en mi sexualidad, como si tuvieran un sagrado derecho sobre el cuerpo o las decisiones ajenas. Me culparon por lo malo que pasaba en el matrimonio que tenía en ese momento, porque entre otras cosas, no saber soportar y no conformarme con un matrimonio de mierda, era parte de mi problema.

Durante mucho tiempo, sentí que ser mamá era estar doblemente condenada, como si no fuera suficiente la condena de ser mujer.

Sobra decir que el embarazo no fue planeado, pero que no rechacé cuando descubrí mi estado. Hemos crecido juntas y durante mucho tiempo fuimos una feliz familia de 2 (no espero romantizar la maternidad, ni que esto sea un testimonio en contra del aborto, porque no lo es, el aborto es una decisión personal, respetable y autónoma de cada mujer).No sé si es que no sabía todo lo que se venía con la maternidad y me ganó la ingenuidad, a veces considero que sí. Pero mi maternidad a los 20 años fue un proceso de aprendizaje que al día de hoy continúa. Hubiera querido hacerlo mejor, saber las cosas que sé hoy, pero a pesar de los incontables tropezones y aunque hay días que no sé quién desespera más a quien, estamos y hemos sido durante 12 años.

Decidir tener un hijo después de los 30 ha sido una situación completamente diferente, es precisamente eso, una decisión consiente de dos personas adultas y no es nada despreciable el hecho de traer al mundo un hijo con un buen hombre. Yo la puse clara y el no esperaba otra cosa, lo criaron distinto y se ha educado para no ser un cretino. Una buena pareja ha hecho una gran diferencia.

Cuando nos conocimos, tuvimos hasta la conversación de que era mejor que no siguiéramos saliendo (y por esa conversación me refiero a un monologo de mi parte) él quería hijos y yo no, estuvo atento a todo lo que yo tenía para decir y escuchó sin juzgar, tampoco intentó convencerme de lo contrario.  Me demostró que con hijos o sin hijos era feliz conmigo y lo llenaba nuestra relación.

En mi vida hubo cretinos de concurso, así que por más que yo supiera que merecía una buena pareja y que mi esposo no ha hecho nada que me haga pensar que no lo es. A nivel personal tenía una desconfianza absoluta sobre las personas y sus verdaderas intenciones. Mi asunto nunca fue de no querer hijos por odiar a los niños, mi aversión a la maternidad vino con las experiencias vividas durante mi primer embarazo y todo lo que siguió después.

Yo no quería saber más de renuncias y sacrificios; no quería un nuevo grillete. Porque quienes te rodean te pueden hacer sentir que es eso es la maternidad: un verdadero infierno que tienes que soportar sola, mientras que al hombre su vida se le mantiene intacta; en que “brinda ayuda” siempre y cuando esté de ganas, en que mira y busca a otras mujeres que no cargan en el vientre un hijo que cambia su cuerpo; en que pasas sola por exámenes médicos y te tragas emociones porque a tú pareja no le interesa. Que entre los consejos no solicitados están lo de “no te engordes” porque muchas personas creen que manteniéndote flaca, logras retener el interés de un marido. En el que cada aspecto de tú vida es juzgado y cada derecho, sueño, aspiración te es arrebatado, disminuido o ridiculizado en nombre de la maternidad.  Es vivir varios tipos de violencia con múltiples agresores.

Entre una cantidad interminable de cosas, que terminan por convertirse en una carga muy pesada de soportar.

Mis nuevas circunstancias son distintas, hicimos un matrimonio a nuestra medida y de la misma manera llegamos a la decisión de agrandar nuestra familia, con su forma de ser y estar no necesitó un discurso para convencerme de nada que no quisiera hacer. El simplemente me ha dado lo que tiene para dar y eso se traduce en un amor bonito, uno que no ata. Nos hemos dado el apoyo mutuo para retomar sueños individuales y plantearnos otros nuevos en pareja.

Y se lee rápido, pero fue un proceso personal, de replantear la maternidad tradicional impuesta, olvidar Prejuicios, mandatos sociales y familiares machistas y absurdos, para darle cabida a una concepción de maternidad consciente, respetuosa, compartida, y tanto nos gustó que nos metimos de cabeza en esta aventura.

Cometeré errores nuevos, seguiré ignorando a los moralistas y a las madres perfectas, seguiré siendo la que usa escote, que baila como loca nueva, que canta feo pero con sentimiento, que ríe a carcajadas, que tiene tatuajes y cero interés en encajar en algún lado. Lo que ya no soy es una esposa infeliz, una madre esclava, ni una mujer con miedo de mostrarse al mundo como es, ni de criar como le da la gana aunque los murmullos de reproches sigan sonando alto pero esta vez a mis espaldas, donde siempre debieron estar.

La maternidad se dio deseada en ambas ocasiones, aunque con circunstancias tan opuestas como la persona que era en ese entonces y la que soy ahora; la primera vino sin planearse, la segunda fue todo un proyecto. La maternidad será deseada o no será, para que se pueda disfrutar, para que se pueda ser feliz en medio del agotamiento que consigo trae, que no dependa de los tiempos, ni deseos de otro o de estados que infantilizan a las mujeres con leyes sobre sus propios cuerpos. Y que ese deseo, no parta de un capricho o del desconocimiento de la realidad, que sea un deseo sustentado en decisiones meditadas y circunstancias que sean idóneas para la criatura que viene y para la madre que crea.

 

 

 

No más pastores de oficio en cargos oficiales

 


Por más inclusivas que las sentencias, Caso Oberefell vs. Hodges (OBERGEFELL V. HODGES, 2015) en cuanto a jurisprudencia anglosajona y la Sentencia SU214/16 (Sentencia SU, 2016) en el caso colombiano, quieran parecer, su redacción delata las trabas mentales de la mayoría de los juristas que son incapaces de diferenciar realmente lo que es derecho y lo que es pecado y no es una afirmación sacada de contexto, pues cuando se refieren a gais y lesbianas, lo hacen no desde el reconocimiento de la igualdad de que son sujetos y sujetas de derecho, sino de una otredad discriminatoria y es que referirse en términos de “ellos también pueden construir hogares” como si la preferencia u orientación sexual inhabilitara a alguien de adquirir un compromiso que se hace por amor y se mantiene por decisión y voluntad.

Se compara a las uniones heterosexuales constantemente con las uniones heterosexuales, en cuanto a valores como si las uniones de este tipo fueran una medida con la cual se deban fijar estándares. Parecieran olvidar a propósito que las personas no se reducen a su sexualidad, y que los valores y la ética, no son exclusivos de los miembros de las parejas heterosexuales, si así fuera no tendríamos las alarmantes cifras que tenemos sobre violencia intrafamiliar, feminicidios, violaciones conyugales, entre un largo etcétera.

El amor y el matrimonio, o la institución del matrimonio, se han defendido desde una postura religiosa, como algo “sagrado” y bajo esa concepción se refieren a las uniones de parejas del mismo sexo como un problema social, cuando no hasta hace mucho la norma era que los matrimonios eran arreglados y por conveniencias sociales en países como Colombia y estados unidos. Pareciera decirnos que la categoría de sagrado, no la da el vínculo, si no la identidad de género y preferencia sexual de las personas que lo componen

Debatir sobre si el “otro” tiene derecho o no a existir, es de por sí una cuestión absurda, los gais y las lesbianas existen, con o sin el reconocimiento de la sociedad, que los considera muy capaces de pagar impuestos, pero que los infantiliza y descalifica diciéndoles que no son aptos para contraer matrimonio, porque les molesta la sexualidad ajena, no heteronormativa y les contradice lo que líderes religiosos les han querido meter hasta el cansancio y es que la institución del matrimonio debe darse para conformar una familia tradicional, pues entonces bajo ese análisis arcaico, las uniones entre palomas y adolescentes deberían ser la norma.

No hay nada que pruebe que las relaciones entre personas adultas del mismo sexo, cuando se construye sobre bases sólidas como el deseo de permanecer juntos, de respetarse, de apoyarse y de cuidarse no sean igual de valiosas y dignas de reconocimiento y protección que aquellas que se dan entre personas del mismo sexo.

Paradójicamente, aquellos que con más vehemencia niegan derechos a las parejas homosexuales, son consumidores de porno lésbico o por lo menos es algo que podemos inferir de las estadísticas «Las lesbianas han sido la fantasía masculina número 1 desde el principio de los tiempos. Para hombres que probablemente no tengan un trío con lesbianas, esta es una manera ideal de vivir su fantasía» (Serrano, 2019). , está realidad lo que pretende es negar derechos civiles, pero que si es para el consumirse como producto sexual es válida y excitante.

Pocas no han sido las luchas jurídicas de esta comunidad a la que la moral religiosa imperante en sociedades como la norteamericana y colombiana los ha condenado, a causa de la homofobia y sexofobia que no hemos podido sacar de los tribunales, ni de las aulas de derecho, y que no hacen más que recordarnos la falta que hacen abogados y abogadas con criterio y ética humana.

De igual manera, ya es tiempo de que categóricamente se enmarque dentro del término “opiniones” (Perez,J. y Gardey, A. , 2009) todo aquello que los grupos religiosos hayan dicho o quieran decir sobre este tema, pues no son argumentos jurídicos, por más que así quieran figurar. Los libros sagrados no son doctrina jurídica y ni siquiera deberían ser tomados en consideración al hacer leyes.

Los argumentos en contra del matrimonio igualitario, son absurdos, infantiles y cargados de un odio extremo hacia las sexualidades no heteronormativas. Pretender no reconocer derechos a un sector de la población solo porque a las personas religiosas no les parece, porque es “pecado”, es la más grande violación al derecho a la igualdad y que a todas luces carece de fundamento constitucional.  En el caso estadounidense, ninguna unión marital, debería estar sometida a intermitencias territoriales porque el amor, el compromiso, el proyecto de vida en pareja, no conoce de límites físicos y mucho menos del permiso de otros para existir. Al hacerlo se violentan derechos, se pone a los individuos en situaciones de vulnerabilidad, pues el reconocimiento de su unión marital y los demás derechos que de este se desprenden depende del estado en el que se encuentren.  En el caso colombiano, las uniones de parejas homosexuales son una realidad reconocida, pero esta suele quedarse en el papel, no podemos seguir teniendo jueces que pretendan alegar la figura de la objeción de conciencia para no cumplir con un deber constitucional, porque su religión no lo concibe. (EFE, 2020) El hecho de que Colombia sea un estado laico y que no se está suscrito a ninguna religión de manera oficial, les debería dejar claro a los funcionarios que se exige y se espera de ellos neutralidad en el tema religioso. Lo que sí debería estar prohibido es el adoctrinamiento que desde sus posiciones intentan hacer, si quieren predicar, están en toda libertad de hacerlo en su ámbito personal, pero no desde sus posiciones jurídicas.

¡No más pastores de oficios en cargos oficiales!

Se debe poner fin a la discriminación legislativa a la que gais y lesbianas han estado sometidos en Estados Unidos y Colombia - aunque en teoría el matrimonio igualitario es un derecho en todo el territorio nacional y no está limitado por el territorio como en el caso norteamericano- la realidad nos muestra una cara muy distinta, donde hay demasiados prejuicios sobre las uniones de parejas del mismo sexo. Y sobre los derechos que de estas uniones se desprenden como la pensión de sobrevivientes, las decisiones médicas que puedan tomar uno con respecto del otro, entre otras.

Concuerdo en que las uniones maritales forman parte importante de  las estructuras sociales, aquellas conformadas por personas adultas, con inteligencia emocional, con autonomía, consensuadas, soportadas bajo bases sólidas de amor, respeto, de admiración, con la decisión consiente de acompañarse a lo largo del camino, procurando ser ayuda idónea y apoyo mutuo,( requisitos que rara vez cumplen las parejas en general), el sexo o la preferencia sexual de quienes lo compongan es lo que considero absolutamente irrelevante.

En lugar de discutir, si sobre personas adultas del mismo sexo pueden o no formar una familia, deberíamos eliminar de nuestro código civil, el hecho de que niñas y niños a partir de los 14 años puedan casarse con permiso de sus padres o tutores, pues se basa en la capacidad reproductora (como si fuéramos animales) que anulan las otras dimensiones de la persona humana, como su derecho al proyecto de vida, pues esta aberrante disposición solo ha servido para violentar  a cientos de niñas (pues no hay registros de mujeres mayores de edad, casándose con niños menores de 18) que son obligadas por adultos inescrupulosos a someterse bajo la figura del matrimonio a uniones forzadas, en las cuales todo les es arrebatado, con la anuencia de padres o tutores que en lo último que piensan es en el bienestar de las menores. O de tener el débito conyugal como obligación dentro del matrimonio, cuando es claramente contrario al derecho humano de la libertad sexual.

 

Bibliografía

OBERGEFELL V. HODGES, 576 U.S. (Corte Suprema de los EEUU 2015).

Sentencia SU, 214 (Corte Constitucional 2016).

EFE. (2020). El Tiempo. Obtenido de Por tercera vez un juez cristiano se niega a casar a dos mujeres: https://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/el-juez-cristiano-se-niega-de-nuevo-a-casar-a-pareja-de-lesbianas-544459

Perez,J. y Gardey, A. . (2009). definición.de . Obtenido de DEFINICIÓN DE: https://definicion.de/opinion/

Serrano, B. (2019). ¿De dónde viene la fascinación de los hombres por el porno lésbico? Obtenido de https://smoda.elpais.com/placeres/sexo/de-donde-viene-la-fascinacion-de-los-hombres-por-el-porno-lesbico/

 

 

VIOLENCIA SEXUAL EN CONTRA DE LAS TRABAJADORAS DEL HOGAR












A ellas, a las que se les han negado sus derechos; a ellas que se les ha desposeído hasta de ellas mismas; que las han hecho sentir que no tienen valor. A ellas, que sufren la vergüenza que la sociedad le adjudica a las víctimas y que encubre al victimario. A ellas, a las que la vida les ha mostrado su peor cara. A ustedes, a nosotras, porque la historia de las mujeres es una sola, una constante lucha por ser tratadas y reconocidas como sujetas de derechos.

 

 

Todas las mujeres estamos expuestas a los distintos tipos de violencia, desafortunadamente, unas en mayor medida que otras y las trabajadoras del hogar llevan tanto sufrimiento en sus espaldas como abusos en sus cuerpos y mentes.

Son ellas (porque en su mayoría las personas dedicadas al trabajo del hogar son mujeres) las protagonistas de este capítulo de historia de violencia, pues hay quienes a lo largo de la historia han pretendido una servidumbre sexual por parte de las mujeres a las que contratan para realizar tareas del hogar, con la complicidad de un silencio que hace demasiado ruido para ser ignorado.

Esa sociedad que quiere esconder como quien esconde polvo debajo de un tapete y que no le quiere llamar delito a los abusos laborales, psicológicos y sexuales que se cometen en contra de cientos de niñas y mujeres trabajadoras del hogar.

UNA REALIDAD NO DOCUMENTADA

Que no haya cifras oficiales, no significa que la problemática no exista y mucho menos evita que se debata sobre este tema en particular, en el que confluyen varias problemáticas que afectan a las niñas y las mujeres, que se dedican al trabajo del hogar.

Es difícil estimar la preponderancia del abuso debido a la falta de mecanismos de denuncia, la carencia de protecciones legales y las restricciones de la libertad de movimiento de las trabajadoras domésticas. (HRW.ORG, 2006)

Ya quisiéramos haber erradicado el trabajo infantil, la esclavitud, la discriminación y la violencia, pero la realidad es otra y se ensaña con más fuerza contra algunas personas.

Las cifras oficiales sobre el trabajo doméstico infantil en Colombia problemática sigue vigente y ha existido por años, marcando profundamente la historia de miles de mujeres, adolescentes y niñas invisibles.

El Ministerio de Trabajo reportó que en 2013 más de 20.000 menores de edad eran trabajadoras domésticas: 14.000 por días y 6.000 en la modalidad de internas.

La última encuesta de Trabajo Infantil del Dane (Departamento Administrativo Nacional de Estadística de Colombia) no especifica cuántas niñas y niños se dedican al trabajo doméstico en el país, pero sí muestra que hasta diciembre de 2018, 475.000 personas de los 5 a los 17 años realizaban oficios del hogar por 15 horas o más durante la semana, lo que para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se llama “trabajo adicional”.  (ESCOBAR, 2019)

En cuanto a mujeres adultas y la forma en que reciben su ingreso,

Según datos de la Escuela Nacional Sindical (ENS), el 61 por ciento de las empleadas del hogar gana menos de un Salario Mínimo Legal Vigente y el 77% recibe alimentos como pago en especie. Así mismo, solo el 18% está afiliado a pensión.

Las cifras indican, además, que el 96% de los empleados domésticos del país son mujeres, de las cuales apenas el 38% de ellas terminó la primaria. (PORTAFOLIO, 2019)

 

EL CUENTO DEL “BUENISMO”

Niñas y mujeres en condiciones vulnerables que son llevadas a trabajar a “hogares” en los cuales son violentadas en todas las formas que se pueda imaginar.

Familias que se creen buenas por explotar una menor de edad o a una mujer con labores domésticas interminables a cambio de un cuarto del salario mínimo, un techo que paradójicamente no da cobijo y las sobras de comida que ellas preparan pero de la que nunca o rara vez podrán disfrutar caliente, de primera o una buena porción, humilladas, despojadas de deseos, a las que se les prohíbe el cansancio o la enfermedad.

Familias “de bien” que creen que las trabajadoras del hogar deben trabajar jornadas superiores a las reglamentarias y a las que pueden prohibir salir, sostener relaciones sentimentales o forjar lazos de amistad, esto con el fin de que no sean reveladas las intimidades del hogar que generalmente vive de las apariencias.

Las mismas familias, que aprovechando la vulnerabilidad de las mujeres, las hacen “responsables” de la iniciación sexual de adolescentes en las familias, o que son tocadas en contra de su voluntad por sus empleadores o los amigos y familias de estos. Que son violadas por sus empleadores y si acaso se atreven a decirlo, culpadas por ello.

Parecen historias sacadas de la ficción, pero son una realidad que parece no tener intenciones de cambiar.

Personas que están convencidas de que las trabajadoras del hogar les deben amor, sumisión y pleitesía, porque de alguna manera conviven bajo un mismo techo.

El buenísimo en este caso es estar convencido que la explotación y las agresiones sexuales a las que son sometidas las trabajadoras del hogar son un acto de caridad.

LA VIOLENCIA SEXUAL

La explotación laboral no es el único flagelo que enfrentan, también son víctimas de todo tipo de agresiones físicas y sexuales cientos de mujeres y niñas, que se dedican al trabajo doméstico, que van desde el hostigamiento o acoso sexual

El acoso sexual es una conducta no deseada de naturaleza sexual en el lugar de trabajo, que hace que la persona se sienta ofendida, humillada y/o intimidada. Es un término relativamente reciente que describe un problema antiguo. Tanto la OIT como la CEDAW identifican el acoso sexual como una manifestación de la discriminación de género y como una forma específica de violencia contra las mujeres. El acoso sexual es una violación de los derechos fundamentales de las trabajadoras y los trabajadores, constituye un problema de salud y seguridad en el trabajo y una inaceptable situación laboral. (OIT, 2012)

Hasta el más grave de los delitos que atentan contra la libertad sexual que es la violación.

(…) lo común y normalizada que parece ser la violencia sexual en el trabajo doméstico. En efecto, la exacerbación que generan las diferencias de clase, raza, género, así como la subvaloración de este trabajo, sobre la ya asimétrica relación laboral, genera mayores riesgos para las mujeres, en particular, si se considera que es una labor que se realiza en el espacio privado. Mayores riesgos se advierten aun para las trabajadoras domésticas internas. El acoso y la violencia sexual aparecen como fenómenos comunes en el sector, en los estudios de caso. Un 41,2 % de las trabajadoras en Urabá afirmó conocer trabajadoras domésticas que habían sufrido agresiones sexuales en su trabajo; mientras que en Cartagena esta proporción fue del 23,5 %. (OSORIO, V y TORRADO, C, 2019)

De estas violaciones han nacido niñas y niños, que se convierten en hijos de nadie, pasan a la categoría de “el hijo o la hija del patrón” , porque esos padres biologicos no aceptan la paternidad, es más la niegan vehementemente. Y una mujer con miedo no reclama derechos, mucho menos si es amenazada, por quien ante la sociedad su palabra tiene un valor más alto la de ella.

CONCLUSIÓN

La violencia se perpetúa mientras haya quienes crean que pueden pasar por encima de los derechos de los demás. Mientras subsista la falsa creencia de que las personas son objetos que se pueden poseer.

Podríamos culpar a la pobreza, a la falta de acceso a la educación, a la injusticia social, pero no sería ni adecuado, ni suficiente, porque si bien, son elementos comunes que aumentan la vulnerabilidad de las víctimas de violencia sexual, los verdaderos culpables son los violadores y todo el sistema patriarcal que ha convertido esta conducta delictiva en algo habitual y que sostiene su impunidad.

 

 

Bibliografía

ESCOBAR, M. (2019). La Cadena de Violencia que padece una trabajadora doméstica en Colombia. . Obtenido de Migración forzada, abuso sexual, discriminación racial y de clase, escasas posibilidades de estudio y precarización laboral: https://cerosetenta.uniandes.edu.co/mutante-empleadas/

HRW.ORG. (2006). Trabajadoras domésticas maltratadas en todo el mundo. Obtenido de https://www.hrw.org/es/news/2006/07/27/trabajadoras-domesticas-maltratadas-en-todo-el-mundo#

OIT. (2012). EL HOSTIGAMIENTO O ACOSO SEXUAL. Obtenido de https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/---sro-san_jose/documents/publication/wcms_227404.pdf

OSORIO, V y TORRADO, C. (2019). HISTORIAS TRAS LAS CORTINAS. Historia del trabajo doméstico en Colombia, entre transacciones, incertidumbres y resistencias. Ediciones Escuela naval Sindical , 154 y 155.

PORTAFOLIO. (2019). El 96% de los empleados domésticos en Colombia son mujeres. Obtenido de https://www.portafolio.co/economia/empleo/el-96-de-los-empleados-domesticos-en-colombia-son-mujeres-527092

 

 

 

 

 

 

LA LIBERTAD SEXUAL, LAS FANTASIAS SEXUALES Y LOS INQUISIDORES DEL CULO AJENO.

 


Por: Johanna Carolina Bula 

Los medios de comunicación aparte de ser una forma efectiva de distorsionar la realidad, son también un reflejo de los prejuicios que como sociedad se mantienen, es decir, al mismo tiempo que son espejismo son radiografía.

Hace unos días en Hoy diario del magdalena, apareció una noticia titulada “Mujer le metió una ´botella´ en el ano durante fantasía sexual” (Hoy Diario del Magdalena, 2020)

Esta noticia es todo lo que está mal:

  1. con la prestación digna de los servicios de salud, que no solo quedaron como grandísimos imbéciles, sin olvidar que violaron el derecho fundamental de la intimidad del paciente, el secreto profesional y la reserva a la historia clínica.
  2. sitúa a periodista y editor muy por debajo de la escala de la ética profesional
  3. Ni que decir de quienes con morbo compartieron la noticia buscando en sus círculos cercanos someter al escarnio a la persona implicada. (si usted fue uno de esos, vaya a terapia)

Tiene todo de reprochable.

Porque ni siquiera es algo que debió llegar a los medios de comunicación. Examinemos esta publicación, cuyo propósito no es otro que hablar de la vida sexual ajena y juzgarla desde una perspectiva puritana y amarillista, porque ni siquiera intentó cumplir una función de pedagogía al alertar sobre los peligros relacionados a la introducción de objetos como botellas en la cavidad anal o vaginal.

Me pregunto yo, ¿qué tiene de relevante hablar de la botella en un culo ajeno? leí la nota y solo pude simpatizar con el paciente y desear que este emprenda acciones legales en contra de los médicos y/o personal de la salud que filtró las fotografías del procedimiento y la radiografía, la institución de salud y el medio de comunicación.

LA LIBERTAD SEXUAL

La libertad sexual se encuentra entendida como la libertad sexual “puede definirse en abstracto como la facultad del ser humano de determinarse autónomamente en el ámbito de la sexualidad (ORTS, E. Y OTROS, 2012) Lo anterior implica el derecho que tiene una persona para escoger con quién, cómo, cuándo y dónde, tener una relación sexual (BULA, 2020)

Y ese "cómo" puede llegar a implicar como en este caso, la introducción de objetos en la cavidad anal.

LA DOBLE MORAL CON RESPECTO AL SEXO Y LA SEXUALIDAD

El sexo es un tabú, a pesar de la exposición constante; por eso genera curiosidad la vida sexual del otro, nada más basta con ver un “en vivo” donde influencers y famosos responden a las preguntas de sus seguidores y la mayoría de estas son sobre sexo, sus prácticas sexuales, sus fetiches y fantasías, su ropa interior, entre una cantidad de preguntas que alimentan el morbo de la audiencia, que siente como necesario saber estos detalles porque de alguna forma alimenta las fantasías propias.

Resulta que el sexo es uno de los elementos de control social más importantes: si todo el mundo ve el placer del mismo modo, es mucho más fácil manipular a las personas porque todo el mundo piensa igual. Por lo tanto, en un sistema consumista será mucho más fácil vender cosas a través de lo ‘prohibido’, lo ‘privado’, lo ‘deseado’. Si las personas no hablan sobre sexo o sienten vergüenza por ello, no podrán hacer fuerza para cambiar lo establecido y seguirán metiéndonos en la cabeza cómo tenemos que actuar y ser. (CASQUET, 2019)

Por eso se reprocha socialmente las partes del cuerpo femenino que no son para consumo masculino. El sexo vende, porque a las personas les gusta el sexo pero rehúsan hablar de él con la naturalidad que deberían y por eso hay quienes padecen la vida sexualmente activa de los demás cuando esta no responde al mandato social de aparentar que no se tiene.

Hablar o escribir sobre sexo y la sexualidad nunca es algo fácil, no falta el/la traumado (a) que todo lo malinterprete o los jueces ad honorem de la inquisición que te tilden de vulgar, porque una mujer casada se supone que no debe hablar de sexo. Hay que asumir posturas y la mía está a favor de respetar la intimidad ajena, siempre y cuando sea lícita, consensuada y con el respeto de los deseos de los miembros que la componen.

 

LAS FANTASÍAS EN LA SEXUALIDAD HUMANA

La Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (OPSOMS, 2002) reconocen que las fantasías son una de las diversas manifestaciones de la sexualidad humana. De este modo, las fantasías sexuales resultan de especial importancia para la promoción de la salud sexual, en el sentido propuesto por Lottes (2000) quien define la salud sexual, como la capacidad de una persona para disfrutar y expresar su sexualidad. (Moyano, N. y Sierra J., 2014).

Nadie se escapa de tener o haber tenido una o más fantasías, pues no hay fantasías mejores que otras, estas son reflejo de deseos individuales, la de este hombre no fue mejor o peor que la de quien fantasea con hacer un trio, que siempre ha suscitado el interés de la población sexualmente activa, por mucho que digan aquello de que tres son multitud. Según el barómetro sobre los jóvenes y el sexo de 2017, un 36,6% de los encuestados reconocieron abiertamente haber fantaseado en más de una ocasión con un 'ménage a trois', pese a que un número muy inferior (solo el 8%) realmente lo había consumado. Además, no entiende de géneros, pues era una idea recurrente tanto en ellos como en ellas. (NUÑO, 2020) O tener sexo con un disfraz de ardilla.

Así que de nada sirve juzgar las fantasías ajenas, creyendo que las propias son “mejores”.

 

REQUISITOS PARA CUMPLIR UNA FANTASÍA SEXUAL

Si bien hemos dejado en claro lo normal de las expresiones de los deseos sexuales que se manifiestan en forma de fantasías y por hacer pedagogía les dejo unas recomendaciones o sugerencias bastante útiles por si decide llevar alguna a cabo.

  • Que vayan de acuerdo con los propios valores.
  • Que vayan de acuerdo con los valores de la pareja.
  • Que haya un acuerdo mutuo. (ITAE)

Y en lo personal le agregaría

·         que no represente un riesgo para la salud y la integridad

·         que se dé entre personas adultas o con edad suficiente para auto determinarse sexualmente.

No está de más desearle mucha suerte y que ningún objeto quede atascado en alguna cavidad y tenga que ir de urgencias del Hospital Julio Méndez Barreneche o algún otro que tenga la desfachatez de hacer público su caso y este llegue a algún medio de comunicación inescrupuloso.

CONCLUSIÓN

El fin de esta nota jamás fue la de informar, pues si el culo no es suyo, la fantasía, la botella y las consecuencias tampoco, pero intentar que los “demás” se dejen de creer con la autoridad de administrar culo ajeno, es una labor que no ha tenido éxito, ¡ojalá lo tenga pronto!

La forma en que se redactó la nota, dice más de quien la escribió que de la víctima de esta infamia periodística, pues el solo título habla de la estrechez de su mente y lo amplio de sus prejuicios. Este remedo de periodista busca avergonzar a una persona adulta por lo que en medio de su intimidad, en una relación consensuada, tuvo como fantasía (valga la necesaria aclaración de que no hay fantasías mejores que otras, estas son reflejo de deseos  individuales, la de este hombre no fue mejor o peor que la de quien fantasea con hacer un trio o tener sexo con un disfraz de ardilla) de no haberse quedado atascada la botella, hubiese quedado exclusivamente en la intimidad de dos personas, de donde nunca debió salir.

Sin dejar de lado que hace un énfasis innecesario (aunque toda la nota es innecesaria, a menos que la intención del remedo de periodista haya sido posicionarse como un gran pendejo y si era así, lo logró) en que es un hombre al que le introdujeron la botella y que quien lo hizo fue una mujer, intentando insultar sin pronunciar un insulto, en lo que María Blanco ha denominado “el marcaje verbal” (BLANCO, 2017; BLANCO, 2017). En la mentalidad del hombre promedio el culo es sagrado si es suyo, si es de una mujer es un orificio que debe (como una especie de obligación) ser penetrado, ya sea con su miembro viril, dedos o juguetes sexuales, nuevamente algo que es igual en ambos sexos, como lo es este orificio, en la sexualidad se plantea mayoritariamente como diferente.

Pero ¿qué se puede hacer con los INQUISIDORES DEL CULO AJENO y sus traumas, preconceptos, prejuicios e ignorancia?… ¡al parecer darles empleo!, por lo que nos demuestra “HOY diario del magdalena”

 

 

 

Bibliografía

BLANCO, M. (2017). Afordita desenmascarada. Una defensa del feminismo liberal. Barcelona: Centro Libros PAPF, S.L.U.

CASQUET, N. (2019). THE OBJECTIVE. Obtenido de Sex Talk: ¿Por qué el sexo sigue siendo tabú en 2019? : https://theobjective.com/further/sex-talk-sexo-tabu-2019/

Hoy Diario del Magdalena. (2020). Hoy diario del Magdalena. Obtenido de https://www.hoydiariodelmagdalena.com.co/archivos/461046

ITAE. (s.f.). Obtenido de ITAE Psicología: https://itaepsicologia.com/fantasias-sexuales-el-poder-de-la-imaginacion/#:~:text=Cuando%20el%20contenido%20de%20la,son%20fruto%20de%20la%20imaginaci%C3%B3n.

MARTINEZ, L. (2019). DIVERSUAL. Obtenido de https://www.diversual.com/es/blog/11-los-secretos-estimulacion-masculina

Moyano, N. y Sierra J. (2014). FANTASÍAS Y PENSAMIENTOS SEXUALES:REVISIÓN COCEPTUAL Y RELACIÓN CON LA SALUD SEXUAL. Revista puertorriqueña de psicología , 376-393.

NUÑO, A. (2020). El Confidencial. Obtenido de El trío es la fantasía más típica, pero no todo el mundo está preparado: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2020-02-12/trio-parejas-sexualidad-relaciones-sexo_2450324/

 

 


 



 

 

 

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