Me rehúso a renunciar al principe azul





A ver horda de modernistas, librepensadores, mujeres y hombres del siglo XXI, el iphone y  Donald Trump; podrán caerme encima y hasta sacar a relucir su mejor repertorio, pero es que de tanto ver y oír, he decidido que me rehúso a renunciar al príncipe azul.

Yo no se que tan fuerte se habrán pegado en la cabeza, cuando dijeron que no querían al príncipe azul. Honestamente  les comprendo que quieran ser independientes, pagar sus propias cuentas, comerse a cuanto sapo del estanque (¿o era besar?), lo respeto, lo aplaudo siempre y cuando lo hagan porque les da la reverenda y regalada gana, no para probarle al mundo que pueden acumular más kilometraje que piloto de formula uno.

Está bien trabajar, compartir la paternidad, las labores del hogar y todo eso que el feminismo pide y exige. Pero ven acá y hagámosle despacito, desde que quisieron voluntariamente rescatarse de sus propias tragedias y entendieron libertad emocional con independencia económica, ¡la vaina se echó a perder!.

En que jodido entendimiento aspirar emocional y sentimentalmente a un hombre capaz de luchar por nosotras, que se enfrente a las normas establecidas y a lo que la sociedad y su familia querían para él, para entregarse fiel y románticamente a la mujer que le robó el corazón, en qué momento eso se volvió malo?

La madre que los príncipes azules necesitan abogado, a los pobres imbéciles se les ha tratado de machistas, de figuras imponentes, del rico valiente que le soluciona la vida a la princesa; amablemente me ofrezco a refrescarles la memoria y a que miremos el lado masculino de los cuentos; en la mayoría de los casos los príncipes pertenecían a un mundo diferente al de sus princesas, clases sociales, castas, culturas y demás rasgos que aún hoy en día son un dolor de cabeza para las familias modernas que aún preguntan ¿y qué apellido es?¿qué fue lo que estudió?¿en dónde se gradúo? , ahora imagínense el rollo en aquella época de los cuentos cuando las susodichas no eran más que alegres campesinas, plebeyas y si nos ponemos en el contexto cultural…no habrían tenido acceso a la educación, o creen que Gastón se burlaba de que Bella leyera, porque si ¡NO! , es que no era una actividad común para las mujeres y menos para el estrato social al que la mayoría de estas señoritas pertenecía.

Así que… yo si quiero un príncipe azul, lastima que a ellos nadie les ha actualizado la imagen, de hecho progresivamente los han desmeritado, ya no son heroicos o valientes, ni educados, ahora son ladrones (enredados), cazafortunas vividores (la princesa y el sapo), y no se han dado cuenta que la imagen de la princesa actual hace más daño que la antigua, ahora las niñas fuertes, independientes, estudiosas y trabajadores aspiran a un hombre emocionalmente incompetente, laboralmente inestable, emocionalmente necesitado... ahora las princesas quieren rescatar gamines.

No mis queridas niñas, las mujeres podemos y debemos aspirar al hombre bueno, estable, emocionalmente disponible, trabajador, amoroso , a ese príncipe azul que las malas experiencias de algunas resentidas han terminado por desteñir.

Aquí nadie es modelo de estabilidad psicológica, todos cargamos pesos y pesares, traumas y complejos, así que si el sapo verde que usted idealizó príncipe azul, no resulta lo que esperaba, vea bien que está es idealizando a un medio hombre o a lo que su carencia afectiva considere amor ideal (bastantes  libritos hay por ahí como pa’ que se empiecen a ayudar).

¡ojo! Los príncipes por temporadas también son validos, aquellos que en ciertos momentos son todo lo que necesitamos y queremos, pero después de un tiempo ya no es válido y está bien desenamorarse o modificar la idea con respecto a las características realistas del personaje (dejen de andar pidiendo billonarios, éxitosos, que viajen todo el tiempo para después estar quejándose que no saben comer con más de dos cubiertos, que la familia del man las ponga a firmar capitulaciones y que no tengan tiempo para una relación de pareja comprometida y estable; y para aquell@s que les encanta el drama (porque es que quien nace pa´estropajo, jamás sale del lavadero), no digo que tengan que conformarse con el chayan de barrio con delirios de modelo; pero que sean realistas en lo que quieren y que sean consientes de lo que merecen.

Así que horda de asesinos doble moralistas infames, los espero con sus criticas y argumentos modernos , que no comparto; yo si quiero al príncipe azul, ¿quién dijo que una mujer independiente, inteligente no puede desear un hombre que de todo por ella, que abra su mundo para convertirla en la princesa de un cuento de hadas (que en la era moderna incluye cuentas, deudas, malos y buenos tiempos y las redes sociales, que de todos los inventos del demonio,este es el peor, pues son un enemigo acérrimo de las relaciones de pareja)

Si, las mujeres modernas no dejamos de ser modernas por desear un hombre que nos traiga helado en un mal día, que nos dedique canciones, que luche contra los enormes dragones que son las tentaciones diarias, nos sea fiel, se comprometa y construya con nosotras ese castillo metafórico de una excelente relación de pareja.


El principito

Por: Johanna Carolina Bula  Érase una vez en un país muy muy muy lejano, tan lejano que diera la impresión de ser todos los lugares al mismo...