No lo estamos haciendo bien


No lo estamos haciendo bien



Precisamente hoy en una actividad del colegio de mi hija, nos preguntaban a los papás, qué virtudes valorábamos en nuestras hijas y qué queríamos que fueran en un futuro.

Vaya! Dos preguntas para pensar, la primera bastante porque plantea interrogantes sobre la crianza misma y la segunda porque es un reto al ego y a las tan dañinas expectativas.

Les explico porque la primera la considero un interrogante a la crianza que le estamos dando, porque aquello que expresamos como virtudes, puede que no lo sean tanto, la sumisión confundida con obediencia, la memoria con la inteligencia, entre otras, para no salirme por la tangente, escribí dos características que a mi parecer son fundamentales (y me las reservo, porque cada quien tiene una valoración distinta de lo que son cualidades y virtudes.

La segunda fue la que generó debate, resulta que mi respuestas fueron  “que sea feliz” “que haga lo que la haga feliz” y para mi sorpresa mi intervención y justificación hizo que me ganara simpatizantes y como es de esperarse detractores.

Yo no quiero educar a mi hija con la expectativa de lo que quiero que sea, eso sería enviarle un mensaje contradictorio (que a casi todos nos jodió la vida) , simplemente no quiero decirle que es inteligente y de repente decirle que su criterio (que se irá formando con los años, los daños y la experiencia) no es suficiente para saber que hacer con ella misma.

Cuanto bien nos haríamos como padres y mayor bien el que le haríamos a nuestros hijos, si dejáramos de creer que son una extensión de nuestra existencia, o que nacieron para llenar vacíos afectivos o peor aún que vinieron a este mundo a cumplir las expectativas nuestras, desconociendo totalmente sus intereses. Tampoco crea que soy la más liberal, porque mientras se forma ese criterio, me gusta mantener la disciplina (sin ser una disciplina de maltrato físico, ni verbal, mi ex marido y yo en lo único que hemos estado de acuerdo es que los golpes son violencia, y a mí parir me dolió mucho, como para herir a mi flaca); la motivo a leer, a estudiar, a hacer la tarea; hay programas que no considero adecuados para ella , entre una larga lista de cosas; pero también le ofrezco libertad, de dedicar mayor o menor tiempo a las actividades que la apasionan, a no condicionarla a un estado civil futuro, no inculco el ideal del matrimonio, ni de la carrera adecuada (y en este punto, si les contara cuantos frustrados – exitosos hay, y solo en el curso de mi hija); padres a los que les pedí (hice el ejercicio al revés ) de no pedirle a nuestros hijos que cumplan nuestras expectativas, sino que el universo (y si tienen una creencia en particular, a su Dios o deidad ) que nos de la paciencia para aceptar su camino, que nos permita ser guías en la construcción de su templo interior, que desde la instrucción podamos reconocer en ellos sus cualidades y que sus decisiones políticas, ideológicas, sexuales, civiles y demás sean en su libertad (mientras no se hagan daño a si mismos y mientras no dañen a los demás)y que sea un daño real, no un daño al estatus de la abuela , o la susceptibilidad de la tía pendeja.

De alguna manera aclaro, que no fomento un libertinaje en ninguna de sus expresiones, ni conductas que atenten contra el ser humano, en su dignidad.

Cada quien educa a su manera, yo no soy gurú, ni experta en crianza, disto mucho de ser el modelo de mamá perfecta que se levanta a hornear galletas y soy una feliz divorciada de la postura de madre abnegada (esas que viven en un sufrimiento constante y que brindan un amor aparente),  soy una mamá a mi manera, quizá porque no creo que lavarle el cerebro a mi hija sea lo correcto, porque quiero que ella si sea feliz, porque quiero que cada vez que se mire al espejo se reconozca y no se cuestione su vida entera, por andar haciéndome caso.

Es muy fácil obligar a otro, con la mentira de que lo hacemos por amor, a hacer lo que queramos, pero ¿amor a quién? ¿amor a los hijos? ¿amor a mi ego? ¿amor a las apariencias?

A ver si reflexionamos un poco y no tengamos que educar hijos , que se miren como nos miramos hoy los asistentes a esa reunión, reconociéndonos como fracasados-exitosos, porque tenemos todo lo que quisieron para nosotros, pero nada de lo que queriamos  nosotros mismos.

*En otro post, le dedicaré más tiempo a mi teoría de los “fracasados-exitosos”*

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