Tanta gente vendiendo cursos y talleres de “empoderamiento
femenino” y muy pocas han entendido el término.
Empoderar a una mujer no es hacer un taller donde se
realicen actividades manuales, se vaya a leer la biblia, ni que aprendan a
maquillarse, mucho menos son reuniones donde se reparten flores y copien el
cronograma de los talleres de superación personal o pongan a una mujer a hablar
de lo lindas que somos y lo femeninas que deberíamos ser.
Con eso se tiraron el término “empoderar”
Que peligrosas esas mentes que idean esos talleres y
discursos, que perpetúan el modelo de mujer de acuerdo al esquema de sociedad
patriarcal, en el cual te muestran a mujeres dulces, entregadas a labores de
cuidado, empresarias que no pueden hablar de estrategias de empresa porque se
salen del molde de lo que le es permitido a una mujer.
Expertas en moda y maquillaje, que no pueden dejar fuera de
su discurso al marido y a los hijos, porque es impensable una mujer que siendo
excelente en lo que hace, no hable de su familia, como si hablar de su área de
trabajo, no fuera suficiente.
Talleres en los que se instruye en ser un solo modelo de
mujer, que nada tiene que ver con la mujer empoderada
Y no es que estas actividades tengan algo de malo, es que
venden lo que no es.
El empoderamiento femenino es otra cosa, este se define
como:
el proceso por el cual
las mujeres adquieren un mayor dominio y control sobre su propia vida, las
circunstancias que la rodean y los elementos que forman parte de ella.
En palabras que describan acciones, es enseñarles a las
mujeres a tener autonomía en todos los aspectos de su vida, desde su forma de
vestir, de comportarse, de participar en las diferentes áreas de la vida:
personal, familiar, laboral; a tener independencia financiera; libertad sexual,
entre muchas otras cosas.
Es decir, desarrollarse desde lo individual y proponer
estrategias colectivas que impacten a la sociedad y puedan generarse nuevas dinámicas
y se permitan todas las formas de ser mujer.
Que le permiten desarrollar habilidades y capacidades, que
pueda la brecha de la desigualdad empezar a cerrarse, dejar de encasillar a la
mujer en términos de sumisión y dependencia.
Ya está bueno de tanta persona oportunista, vendiendo
talleres mal diseñados, con actividades que no van acorde a empoderar a la
mujer, ciertamente nada o poco tienen que ver con el objetivo que dicen
perseguir.
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