A ellas, a las que se les han
negado sus derechos; a ellas que se les ha desposeído hasta de ellas mismas;
que las han hecho sentir que no tienen valor. A ellas, que sufren la vergüenza
que la sociedad le adjudica a las víctimas y que encubre al victimario. A
ellas, a las que la vida les ha mostrado su peor cara. A ustedes, a nosotras,
porque la historia de las mujeres es una sola, una constante lucha por ser
tratadas y reconocidas como sujetas de derechos.
Todas las mujeres estamos expuestas a los distintos
tipos de violencia, desafortunadamente, unas en mayor medida que otras y las
trabajadoras del hogar llevan tanto sufrimiento en sus espaldas como abusos en
sus cuerpos y mentes.
Son ellas (porque en su mayoría las personas
dedicadas al trabajo del hogar son mujeres) las protagonistas de este capítulo
de historia de violencia, pues hay quienes a lo largo de la historia han pretendido
una servidumbre sexual por parte de las mujeres a las que contratan para
realizar tareas del hogar, con la complicidad de un silencio que hace demasiado
ruido para ser ignorado.
Esa sociedad que quiere esconder como quien esconde
polvo debajo de un tapete y que no le quiere llamar delito a los abusos
laborales, psicológicos y sexuales que se cometen en contra de cientos de niñas
y mujeres trabajadoras del hogar.
UNA
REALIDAD NO DOCUMENTADA
Que no haya cifras oficiales, no significa que la
problemática no exista y mucho menos evita que se debata sobre este tema en
particular, en el que confluyen varias problemáticas que afectan a las niñas y las
mujeres, que se dedican al trabajo del hogar.
Es difícil estimar la
preponderancia del abuso debido a la falta de mecanismos de denuncia, la
carencia de protecciones legales y las restricciones de la libertad de
movimiento de las trabajadoras domésticas. (HRW.ORG,
2006)
Ya quisiéramos haber erradicado el trabajo infantil,
la esclavitud, la discriminación y la violencia, pero la realidad es otra y se
ensaña con más fuerza contra algunas personas.
Las cifras oficiales
sobre el trabajo doméstico infantil en Colombia problemática sigue vigente y ha
existido por años, marcando profundamente la historia de miles de mujeres,
adolescentes y niñas invisibles.
El Ministerio de
Trabajo reportó que en 2013 más de 20.000 menores de edad eran trabajadoras
domésticas: 14.000 por días y 6.000 en la modalidad de internas.
La última encuesta de Trabajo
Infantil del Dane (Departamento Administrativo Nacional de Estadística de
Colombia) no especifica cuántas niñas y niños se dedican al trabajo doméstico
en el país, pero sí muestra que hasta diciembre de 2018, 475.000 personas de
los 5 a los 17 años realizaban oficios del hogar por 15 horas o más durante la
semana, lo que para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se llama
“trabajo adicional”. (ESCOBAR, 2019)
En cuanto a mujeres adultas y la forma en que
reciben su ingreso,
Según datos de la
Escuela Nacional Sindical (ENS), el 61 por ciento de las empleadas del
hogar gana menos de un Salario Mínimo Legal Vigente y el 77% recibe alimentos
como pago en especie. Así mismo, solo el 18% está afiliado a pensión.
Las cifras indican, además, que el 96% de los empleados domésticos del país son
mujeres, de las cuales apenas el 38% de ellas terminó la primaria. (PORTAFOLIO, 2019)
EL
CUENTO DEL “BUENISMO”
Niñas y mujeres en condiciones vulnerables que son
llevadas a trabajar a “hogares” en los cuales son violentadas en todas las
formas que se pueda imaginar.
Familias que se creen buenas por explotar una menor
de edad o a una mujer con labores domésticas interminables a cambio de un
cuarto del salario mínimo, un techo que paradójicamente no da cobijo y las
sobras de comida que ellas preparan pero de la que nunca o rara vez podrán
disfrutar caliente, de primera o una buena porción, humilladas, despojadas de deseos,
a las que se les prohíbe el cansancio o la enfermedad.
Familias “de bien” que creen que las trabajadoras
del hogar deben trabajar jornadas superiores a las reglamentarias y a las que
pueden prohibir salir, sostener relaciones sentimentales o forjar lazos de
amistad, esto con el fin de que no sean reveladas las intimidades del hogar que
generalmente vive de las apariencias.
Las mismas familias, que aprovechando la vulnerabilidad
de las mujeres, las hacen “responsables” de la iniciación sexual de adolescentes
en las familias, o que son tocadas en contra de su voluntad por sus empleadores
o los amigos y familias de estos. Que son violadas por sus empleadores y si
acaso se atreven a decirlo, culpadas por ello.
Parecen historias sacadas de la ficción, pero son
una realidad que parece no tener intenciones de cambiar.
Personas que están convencidas de que las
trabajadoras del hogar les deben amor, sumisión y pleitesía, porque de alguna
manera conviven bajo un mismo techo.
El buenísimo en este caso es estar convencido que la
explotación y las agresiones sexuales a las que son sometidas las trabajadoras
del hogar son un acto de caridad.
LA
VIOLENCIA SEXUAL
La explotación laboral no es el único flagelo que
enfrentan, también son víctimas de todo tipo de agresiones físicas y sexuales
cientos de mujeres y niñas, que se dedican al trabajo doméstico, que van desde
el hostigamiento o acoso sexual
El acoso sexual es una
conducta no deseada de naturaleza sexual en el lugar de trabajo, que hace que
la persona se sienta ofendida, humillada y/o intimidada. Es un término relativamente
reciente que describe un problema antiguo. Tanto la OIT como la CEDAW
identifican el acoso sexual como una manifestación de la discriminación de
género y como una forma específica de violencia contra las mujeres. El acoso
sexual es una violación de los derechos fundamentales de las trabajadoras y los
trabajadores, constituye un problema de salud y seguridad en el trabajo y una
inaceptable situación laboral. (OIT, 2012)
Hasta el más grave de los delitos que atentan contra
la libertad sexual que es la violación.
(…) lo común y normalizada que parece ser la
violencia sexual en el trabajo doméstico. En efecto, la exacerbación que
generan las diferencias de clase, raza, género, así como la subvaloración de
este trabajo, sobre la ya asimétrica relación laboral, genera mayores riesgos
para las mujeres, en particular, si se considera que es una labor que se
realiza en el espacio privado. Mayores riesgos se advierten aun para las
trabajadoras domésticas internas. El acoso y la violencia sexual aparecen como
fenómenos comunes en el sector, en los estudios de caso. Un 41,2 % de las
trabajadoras en Urabá afirmó conocer trabajadoras domésticas que habían sufrido
agresiones sexuales en su trabajo; mientras que en Cartagena esta proporción
fue del 23,5 %. (OSORIO, V y TORRADO, C, 2019)
De estas violaciones han nacido
niñas y niños, que se convierten en hijos de nadie, pasan a la categoría de “el
hijo o la hija del patrón” , porque esos padres biologicos no aceptan la
paternidad, es más la niegan vehementemente. Y una mujer con miedo no reclama
derechos, mucho menos si es amenazada, por quien ante la sociedad su palabra
tiene un valor más alto la de ella.
CONCLUSIÓN
La violencia se perpetúa mientras haya quienes crean
que pueden pasar por encima de los derechos de los demás. Mientras subsista la
falsa creencia de que las personas son objetos que se pueden poseer.
Podríamos culpar a la pobreza, a la falta de acceso
a la educación, a la injusticia social, pero no sería ni adecuado, ni
suficiente, porque si bien, son elementos comunes que aumentan la
vulnerabilidad de las víctimas de violencia sexual, los verdaderos culpables
son los violadores y todo el sistema patriarcal que ha convertido esta conducta
delictiva en algo habitual y que sostiene su impunidad.
Bibliografía
ESCOBAR, M. (2019). La Cadena de Violencia que
padece una trabajadora doméstica en Colombia. . Obtenido de Migración
forzada, abuso sexual, discriminación racial y de clase, escasas posibilidades
de estudio y precarización laboral:
https://cerosetenta.uniandes.edu.co/mutante-empleadas/
HRW.ORG. (2006). Trabajadoras domésticas
maltratadas en todo el mundo. Obtenido de
https://www.hrw.org/es/news/2006/07/27/trabajadoras-domesticas-maltratadas-en-todo-el-mundo#
OIT. (2012). EL HOSTIGAMIENTO O ACOSO SEXUAL.
Obtenido de
https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/---sro-san_jose/documents/publication/wcms_227404.pdf
OSORIO, V y TORRADO, C. (2019). HISTORIAS TRAS LAS
CORTINAS. Historia del trabajo doméstico en Colombia, entre transacciones,
incertidumbres y resistencias. Ediciones Escuela naval Sindical , 154 y
155.
PORTAFOLIO. (2019). El 96% de los empleados
domésticos en Colombia son mujeres. Obtenido de
https://www.portafolio.co/economia/empleo/el-96-de-los-empleados-domesticos-en-colombia-son-mujeres-527092
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