LO DEBÍA LA CORTE

 



 por: Johanna Bula 

De nosotras las mujeres se espera que seamos madres, que sintamos dicha en el sacrificio y la renuncia, se nos ha acostumbrado a que la medida de nuestro amor es la cantidad de sufrimiento que seamos capaces de aguantar. También se espera de nosotras, que seamos puras y castas, porque en la cabeza de un par de desorientados, los penes son tan poderosos que pueden cambiar nuestro valor.  

Ni siquiera podemos confiar, porque a las mujeres que confiamos se nos llama estúpidas, ingenuas, pero a los hombres que nos engañan, no se les pone ningún adjetivo calificativo negativo ¡no! A ellos se les ensalza por haber sido capaces de mentir y engañar. La inversión de valores que pone como culpable a las víctimas.

Nos metieron hasta en puré que los hijos, no importa como sean concebidos, ni en qué condiciones: son una bendición y se nos convenció que traen el pan debajo del brazo. Que, si una mujer es violada y como consecuencia de una violación queda embarazada, esa mujer debe tener ese hijo y amarlo; nuevamente se mide su amor y su valor por el sufrimiento del que sea capaz de soportar (y debe hacerlo con una sonrisa) , puede que le conceda menos tiempo en el infierno, porque se le obliga a que, por encima de ella, están los deseos de los demás y los dogmas absurdos.

Que si quedó embarazada “le toca” tenerlo, convirtiendo la maternidad en un castigo por tener una vida sexual.

Que no importa si el método anticonceptivo falló, si le prohibieron usar anticoncepción, si no tenía acceso a ella o no tenía ni idea que el sexo embaraza porque era una niña violentada por alguien con plena conciencia de lo que hacía.

¡Pero no es cierto! ni los hijos en cualquier situación son una bendición y mucho menos traen el pan debajo del brazo, a estas alturas en que la información está muy disponible, parece que se tiene por deporte ignorar la cantidad de niños desnutridos y que mueren de hambre. Si los niños realmente vinieran con el pan debajo del brazo, no habría niños con hambre.

El aborto es un tema de salud pública, de reconocimiento de derechos. Penalizarlo no ha reducido, ni ha eliminado su práctica. Despenalizarlo, por el contrario, significaría menos muertes de mujeres en abortos clandestinos, menos niñas siendo madres, menos mujeres obligadas a un destino que no desean; tampoco nadie en su sano juicio, dejaría de utilizar métodos anticonceptivos, esperando recurrir a un aborto. La consecuencia lógica es que van a dejar de morir mujeres en la clandestinidad o quedar con secuelas por realizarlo en sitios inseguros.

Aunque la muerte, una vida de sufrimiento y dolor son circunstancias que a muchos no les molesta, de hecho, esperan y desean que las mujeres que se practican un aborto, les suceda. No sé en qué mundo distorsionado viven, pero son mayoría y eso da miedo.

Desear la muerte de mujeres que abortan o desear que les saquen el útero de manera dolorosa, no te hace en lo mínimo una buena persona (pero no me extraña, si tú religión “de amor” te ha enseñado como odiar y el actuar de tu dios, ese que se relata en su libro sagrado, incluye matar niños de un pueblo que no es el escogido; violar mujeres y embarazar una adolescente porque a ese ser omnipotente, le resultó divertido enviar a su hijo a la tierra y sacrificarlo  para el perdón de los pecados, en lugar de simplemente perdonar).

La despenalización del aborto hasta la semana pasada no ha pasado desapercibida, no precisamente por ser un fallo histórico, sino porque en un país tan camandulero como este, cualquier cosa que se salga de los dogmas religiosos, es un escándalo (obviamente si ese dogma no les conviene, porque aquello de que las relaciones premaritales son pecado, bien que lo ignoran).

Al parecer muchas personas entendieron que: “se obligará a todas las mujeres a abortar a las 24 semanas” porque las redes sociales se inundaron de ecografías y barrigas con ese tiempo de gestación en el cual se pide que se les respete la vida. ¿O habrán entendido que la corte enviará un ejército de obstetras a acabar con bebes en esa semana de gestación? todo lo convierten en un absurdo, por esa escasa comprensión de lectura que manejan.

También se convirtió la decisión de la corte en un reclamo a las mujeres que abortan, porque al parecer aquellas que no pueden tener hijos, están convencidas que las mujeres que abortan, les deben algo… ¡¿adivinen qué?! No, no les deben nada. De todo corazón siento mucho que no puedan cumplir su anhelo de tener hijos, pero las que pueden y abortan, no les deben nada.

Con esta decisión de la corte, muy acertada y hace tiempo necesaria, se pone de manifiesto la cantidad de mitos urbanos alrededor del aborto, empezando por el siguiente: “el aborto no puede convertirse en un método anticonceptivo”.    ya con eso, uno sabe que la educación sexual que se imparte en este país a punta de libros de autoayuda carentes de evidencia, pero muy llenos de religión, ha hecho un daño terrible. Solo equiparable a aquel que causa no brindar clases de educación sexual, porque siguen convencidos de que les van a enseñar técnicas o poses sexuales a sus hijos e hijas. Desafortunadamente eso de lo que con ustedes no hablan, se los está enseñando el porno, por eso, las creencias tan extendidas, de que el sexo debe ser humillante para las mujeres, que tener sexo es una especie de ritual con paso 1, 2 y 3, entre una larga lista de etcéteras. Obviando cosas tan básicas y sencillas como el consentimiento.

Y no, “no quedan embarazadas por arrechas, por abrir las piernas” eso es reproducir discursos violentos, que desconocen la realidad de cientos de niñas y mujeres.

Tampoco abortan para “poder hacer con su vida lo que les da la gana” y si así fuera, es su vida, es su decisión, usted no va a estar ahí para vivir las consecuencias.

Las iglesias y la sociedad les metieron ideas muy absurdas en la cabeza y les reforzaron que la anticoncepción es exclusiva de las mujeres, quitándole toda la responsabilidad a los hombres. Nuevamente, la culpa es de las mujeres.

Tampoco se trata de que cambien de opinión con respecto al aborto, es que hagan algo mucho más sencillo que eso… que no intenten arrebatarles derechos a las personas y puedan entender que los derechos no se dejan a la opinión de las mayorías (menos cuando esas mayorías son tan ignorantes y mezquinas).

Que no inicien jornadas de oración en las clínicas que realizan este procedimiento, ya es bastante difícil tomar esta decisión para una niña o mujer y pasar por este proceso, como para que ustedes sean tan perversos de cargarlas con culpas.

El derecho penal no puede, ni debe estar encarcelando mujeres por decidir sobre sus cuerpos y destinos ¿Saben quiénes son las mujeres encarceladas por abortar? Mujeres empobrecidas. Pero no les importa, porque aquellas que han abortado y son de su círculo cercano, ellas si tienen excusa valida, las otras no, las otras son unas idiotas irresponsables. Puede usted sentirse con todo el derecho del mundo a juzgar, listo, no se le puede prohibir pensar de esa manera, pero de ahí a que las mujeres que abortan, merecen cárcel, hay una distancia muy considerable.

Hablamos de seres humanos, de niñas y mujeres empobrecidas, víctimas de distintos tipos de violencia, que no recibieron como usted la oportunidad de saber de anticonceptivos, mujeres que aún creen que la pony caliente con canela o que brincar después de la relación sexual evita un embarazo. Niñas que son violentadas sexualmente en sus hogares o por su círculo cercano y que por miedo y vergüenza (que no deberían sentir, pero que la sociedad se ha encargado de echar sobre los hombros de las victimas) callan y solo hasta avanzado el embarazo hablan. Mujeres que no quieren ser madres, por la razón que sea. Sigan creyendo estupideces como que “diosito sabe lo que hace” porque si acaso lo sabe ¡no le importa!

El derecho al aborto es un derecho que puede o no ejercerse. Nadie está obligando a las mujeres embarazadas a abortar y ninguna mujer que aborta está obligada a andar justificándole a una turba de inquisidores sus razones.

Si en tu creencia el aborto es pecado, ¿adivina qué? En tu creencia lo seguirá siendo, afortunadamente tenemos una corte que sabe que pecado y delito no son lo mismo. La despenalización no obliga a nadie a abortar, penalizarlo obliga a cientos de niñas y mujeres a parir. Despenalizar el aborto, tampoco significa promover el aborto. Si usted no quiere abortar, ¡no lo haga!  

La extensión hasta las 24 semanas se entre muchas razones por las trabas que el sistema de salud impone, por la dificultad de la decisión, porque 12 semanas no es suficiente en muchos casos para darse cuenta que se está embarazada, porque es un derecho sexual y reproductivo. Porque la vida y destino de esas mujeres importa. 

Porque la maternidad será deseada o no será.

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