Épocas electorales

 


Estamos oficialmente en temporada de abrazos, de hermosas y amplias sonrisas, de visitas a barrios en los que hay posibles votantes, pero sobre los cuales no hay el más remoto interés

Estamos inundados de propaganda, de promesas… de falsedades y corruptos

Seguimos en el mismo juego de siempre, creyendo en las buenas intenciones de personas que ven en la política un negocio, uno muy lucrativo, por cierto. Vocación de servicio, cero

Seguimos cayendo y prometiendo el voto al político que en campaña nos contesta el teléfono y nos hace creer que nos dará una oportunidad laboral cuando obtenga el cargo al que aspira. Porque como sabemos poco se mueve en este país si no hay “palanca”. El esfuerzo y la experiencia son sobrepasados por a quienes conozcas y ese sitio donde te puedan poner

Esos mismos números telefónicos que hoy tan rápido entregan, los grupos de WhatsApp en los que feliz y activamente participan, serán los primeros en cambiar cuando las cosas salgan o no salgan. Porque si salen, no piensan cumplir lo que prometieron y si no salen, no pagaran lo que quedaron debiendo…sea plata o sean favores

Quedaran los de siempre, aunque cambien los nombres, se repetirán una y otra vez en un bucle infinito la ineptitud en ejecución y quedaran al descubierto sus incapacidades para hacer lo que les toca.

Cobraran un sueldo que no se merecen pero que justificaran con intervenciones torpes, ilógicas eso sí pronunciadas a viva voz, con ese cantadito que a los incautos tanto complace; otorgarán contratos a dedo, emplearan y beneficiaran a sus círculos cercanos y el resto comeremos la misma mierda, porque para repartir la pobreza, para eso, los políticos de este país, sí que son buenos

Nos dirán que son de una ideología o de la otra, se pondrán banderas que significan menos que nada, porque la ambición no conoce de ideologías y tampoco se interesa por educar, por alimentar, por cumplir

Los contratistas seguirán siendo los mismos inoperantes, cuyas obras son desechables, y que demoran el tiempo que necesiten para secar el pozo de recursos del cual están bebiendo

Veremos la misma corrupción, con las mismas justificaciones. Seremos víctimas de las mismas palabras vacías que tantas otras veces nos han dicho, creeremos ciegamente en pájaros que nadan, en ilusiones de un futuro mejor, uno de oportunidades y equidad.

Porque si de algo adolecemos es de ingenuidad, me dirán que su familiar si es honesto, que su candidato si va a cumplir, y seguramente lo hará, como lo han hecho siempre, de una manera selectiva y por conveniencia.

Seguirán saludando de vez en cuando, te dirán que están gestionando eso que le has pedido, cuando jamás han movido un dedo. Pero te mantendrán la ilusión porque saben que siempre hay elecciones más adelante nuevamente y que no es conveniente desechar a sus electores. No porque les importes como persona, les importa el voto que representas.

Se comprarán votos y se esclavizaran conciencias, se venderán votos y se compraran falsas lealtades, a unos les prometerán bolsas de cemento y mercados a otros puestos y contratos. Porque la necesidad tiene cara de perro y el interés personal prima sobre el general, porque al parecer todos tenemos precios.

Quizá nos merezcamos nuestra suerte, quizá nos merezcamos la forma de actuar para con nosotros de los políticos, porque lo que se roba o se otorga en beneficio nuestro es válido, más no así para el otro.

Porque nos acostumbramos a lo malo y a las malas personas, porque con indiferencia permitimos que la falta de ética impere, porque las malas personas parecen poder controlarlo todo y parecen poder en contra de todo pronóstico. Porque las maquinarias seguirán existiendo, mientras le comamos cuento al circo de desubicados que destruyen con su poca preparación y pocas ganas lo que nos queda de país.

Estamos en época electoral y el show que se despliega de humanidad no es más que una estrategia escueta que sigue dando los resultados que los políticos esperan. Porque saben que estaremos callados ante sus robos, siempre y cuando medio hagan algo, así de conformistas nos hemos vuelto, preferimos las migajas y de paso damos gracias por ellas.

A ejercer el derecho a elegir (aunque las buenas elecciones sean pocas o nulas), pero a ejercer el derecho a exigir, porque lo merecemos. Porque la política debe cubrirse de dignidad y trabajo honrado y dejar de ser el negocio de unos cuantos que perjudica a muchos.  

 Mientras tanto sea consiente que ese trabajo de campaña gratuita que usted hace, es esfuerzo perdido, ya la torta está repartida, no se desgaste las cuerdas vocales en gritar “mi candidato” porque ni es suyo, ni usted le importa.


 

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