Menos mal soy terca

Yo escuché mil veces que a las mujeres como yo no las quería nadie.

Que para tener marido era necesario aparentar ser sumisa o hacerse la pendeja.

Que uno tenía que hablar menos, no defender las ideas con fuerza, no lograr mucho, no aspirar a la grandeza.

Que las mujeres como yo se quedaban solas, que tenía que cambiar, que ser de otra forma...
Me hicieron creer que había mucho de malo en mí y que era una persona difícil de amar.

Que tenía que conformarme con cosas que no quería y en las que no creía porque yo aspiraba a un imaginario ideal de hombre y de relación de pareja.

Menos mal soy terca, muy terca, si hubiera cambiado y hubiera renegado de mi esencia estaría siendo miserable en pareja,con la presión constante de no poder ser a plenitud para no herir susceptibilidades o frágiles masculinidades.

Hoy soy inmensamente feliz al lado de un hombre maravilloso que prometió: "esconderme los tornillos que yo digo que me hacen falta si algún día los encontraba".

No hay manera de explicarle a personas traumadas que hay quienes aman sin cortar alas, que el amor no es dominio ni sumisión.

Que nadie necesita en su vida personas que lastimen y ofendan.
Que el matrimonio no tiene porque ser un calvario.
Que el amor no sinónimo de sacrificio y sufrimiento.

Que el amor es paz, tranquilidad, que cuando funciona, simplemente funciona.
Que se puede ser a plenitud en la individualidad y en pareja.



1 comentario:

  1. Nadie guarda una lámpara debajo de la cama, se colocan para que alumbre lo que más se pueda. Te amo

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