Me encanta que me “expliquen” cómo ser mamá, al parecer,
eso que he estado haciendo desde hace 12 años no cuenta o mi hija es una
fantasía de mi cabeza...
A pesar de YA tener una hija, hay personas que intentan
explicarme cómo es ser mamá, lo que pasa en las etapas del embarazo y lo que
viene después del parto, ya resignada sonrío con pocas ganas y finjo atenta
escucha, aunque la verdad me producen fastidio tantos consejos y opiniones no
solicitadas.
Estoy mamada de “opiniones expertas” de personas que
usando un tono de superioridad moral, intentan aleccionarme sobre la
maternidad, la vida en pareja después de los hijos y la vida misma con hijos.
En especial porque cada persona es distinta y las cosas que a ti te parecen
maravillosas, a otros nos pueden resultar pendejas o absurdas y viceversa.
No me interesa ser la mamá perfecta, ese desperdicio de
energía empleado en satisfacer los estándares ajenos, me causa repulsión y por
qué no admitirlo, mucha pereza.
Tampoco voy por la vida ofreciendo consejos de maternidad
no solicitados, uno porque no me corresponde y dos es una falta de respeto en
contra de la autonomía con la que cada cual decide criar a sus hijos. Siendo
esto limitado a pautas de crianza que no atenten contra los derechos del menor.
Pocas personas dan consejos con amor o los dan con buenas
intenciones, intentan ubicarte dentro de un molde, señalarte hasta donde en su
forma de ver y hacer las cosas tú puedes hacerlas, para que esas mismas
personas puedan aprobar tú desempeño, medido con la escala que se han
inventado.
Definitivamente la maternidad es esa área de la vida, en
la que siempre estas debiéndole algo a alguien, porque por donde se quiera
mirar, uno entra con la evaluación perdida.
Opinan desde el nombre que le quieres poner a ese bebé,
sobre la fecha en la que debería nacer, sobre la forma en la que vas a parir… y
no has parido y ya te están jodiendo la vida con un listado de sugerencias de
colegios que no has pedido.
Los hijos no son del pueblo, son de uno, no son de los
abuelos, ni de los tíos, ni de más nadie. Nadie carga con las consecuencias de los
nefastos consejos no solicitados.
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