Las redes
sociales han marcado tendencia en las formas en que las fechas especiales se
celebran, ahora se quiere hacer todo “a lo grande” para mostrarlo con orgullo
en todas las plataformas digitales de las que dispongamos y que los demás puedan
ver la extravagancia que en nombre del amor, se puede tener.
Y es que
compartir nuestros momentos especiales, no tiene nada de malo, no me
malinterpreten, disfruto tanto como muchos compartir mis momentos especiales,
porque quien siente felicidad, desea compartirla.
¿Pero qué
pasa cuando vamos más allá, cuando se deja de valorar lo importante y se
anhelan cosas más allá del presupuesto, tan solo para mostrar en redes
sociales?
Los
compromisos matrimoniales, no han sido ajenos a esta moda, razón por la cual
vemos muy seguido como las propuestas, pasaron de ser un momento íntimo y
especial a ser prácticamente un evento con una producción de vídeo musical.
Los artistas e influencers hacen un despliegue de regalos, música en vivo, decoración, champaña, comida,
y se convierten esos momentos en aquello que muchas mujeres empiezan a desear,
dejando de lado, que mucho de eso es patrocinado, porque todo lo que pasa en la
vida de un famoso, puede ser convertido en un producto de consumo y les genera
una serie de beneficios tanto a ellos como a las marcas.
Seguido a los
despliegues de rosas, globos y fantasía, que parecieran ser inofensivos, se
forman muchas personas ideas en la cabeza, que si su historia de “felices por
siempre” no va a empezar así, mejor que ni empiece, porque hacen una terrible asociación
con que la extravagancia es sinónimo de amor, entonces pasan a vivir
frustradas, porque su anillo no es tan grande y costoso, porque el restaurante
no era el mejor de la ciudad , porque no sucedió en una isla paradisíaca,
porque no las subieron a un globo aerostático; porque no se preocupan de vivir
su amor, con sus reglas, con su forma única, si no que se reemplaza la realidad,
por la necesidad de replicar lo que en redes sociales vieron.
Hay cosas que
se pueden tomar como buenos ejemplos, las parejas exitosas, las parejas que se
respetan, que a veces lo que vemos nos da ideas para inspirarnos en sorpresas
más o menos parecidas, porque lo bueno merece ser aprendido.
En caso que de que su deseo se cumpla, ese de la isla paradisíaca, el globo o lo que sea
en su cabeza que signifique la propuesta ideal, sea un bono extra en su
relación, un plus, eso adicional a un amor genuino, pero que su amor no se
reduzca a manifestaciones externas, mientras usted tiene un vacío por dentro.
Si bien cada
quien puede tener expectativas sobre cómo quiere que ese momento ocurra, hay
muchos factores que se deben tener en cuenta, es que si esa propuesta significa
una enorme deuda, ya por ahí va perdiendo lo especial, porque a su pareja nadie
le está obsequiando productos, ni le regalan la cena, ni ninguna marca de
champagne le provee las seis botellas para las fotos, ni hay floristerías disputándose
la decoración para luego ser mencionados como artífices de tan magnifica
sorpresa.
Detrás de una
propuesta de matrimonio, de personas, como usted y como yo, personas ajenas al
mundo de la farándula, hay facturas que pagar y a eso súmele el precio del
anillo.
El amor no se
puede medir por las cosas materiales que la otra persona pueda darte o te dé,
el amor es otra cosa; y no tiene nada que ver con no merecer lo bueno y lo
bonito, porque de eso a la extravagancia que no se puede costear hay una
distancia enorme.
Hay algo
maravilloso en las propuestas cuando las personas han hablado previamente del
tema, y ambos han manifestado sus ganas de establecer ese compromiso de manera
permanente, porque hay voluntad, hay deseo de ambos, no es la aceptación de la
voluntad del otro sobre el tiempo y la forma
en que deba vivirse una nueva etapa en la relación de pareja (por ejemplo,
ese anillo que viene después de una infidelidad es más por culpa, que por amor,
pero aun así se pone a la institución del matrimonio por encima del amor,
incluso del amor propio)
El romance
cada quien lo vive de manera distinta, dependiendo del tipo de pareja que sean,
de los ingresos que se tengan, de las posibilidades.
Una propuesta
de matrimonio extravagante no significa un buen matrimonio (tampoco significa
uno malo), la invitación es a tomar conciencia de que las relaciones de pareja van
más allá de fotos para mostrar, que el amor de personas ajenas al mundo de la farándula
no es más o menos real, pero que las manifestaciones son distintas y que no
puede pretenderse sean vividos de la misma forma, porque no hay una única forma de
ser pareja, ni de construir una relación ;preocupa que lo que se muestra en las
redes sociales importe más que el compromiso mismo, del amor y el respeto que se tengan el uno con el
otro.
La extravagancia
no es sinónimo o antónimo del amor, pero no es amor.
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